Excalibur Single Flying Tourbillon

UN ICONO EXTRAVAGANTE Y TRANSGRESOR

Por Ernest Valls

La Manufactura ginebrina Roger Dubuis reinterpreta uno de sus clásicos, con el que explora los límites de una estética más extravagante, rompedora y transgresora. El nuevo Excalibur Single Flying Tourbillon transciende los puros límites de la alta relojería para convertirse en una obra de arte urbana y contemporánea.

C

uentan las leyendas del ciclo artúrico que a la espada Excálibur (cuyo nombre, según algunas fuentes, proviene de la frase latina “ex calce liberatus” que puede traducirse como “liberada de la piedra”) se le atribuían propiedades extraordinarias. Eran propiedades ligadas al valor, la fuerza y el honor que quien la blandía debía poner al servicio de sus gentes. En un contexto feudal –la leyenda de Excálibur data de principios del siglo XII– donde campaba el sentimiento de opresión por parte del señor feudal sobre el pueblo, las propiedades atribuidas a Excálibur respondían a un comportamiento transgresor, decidido y rompedor en la época.

La Manufactura Roger Dubuis, fundada en Ginebra en 1995, presentó la colección Excalibur en 2005. Sobre esta colección descansa una parte importante del abanico creativo de la marca. Su lema, “no rules, our game”, encaja perfectamente con la estética de los modelos Excalibur por su osadía y extravagancia, y por su tendencia a huir de convencionalismos. Roger Dubuis es una manufactura integrada –está presente en todo el proceso de diseño y fabricación de sus relojes– y por este motivo puede afrontar cualquier reto que salga de la mente creativa de sus relojeros y diseñadores.

El Excalibur Single Flying Tourbillon se ha rediseñado por completo para un mundo que está por venir, en el que el arte urbano cobra especial importancia. La firma, que siente afinidad por aquellos artistas rompedores que se atreven a ser diferentes, se ha asociado con la tribu “Urban Art Tribe”, compuesta por artistas de la cultura urbana de renombre mundial que reflejan los valores de Roger Dubuis: romper las reglas, exhibir una maestría radical y obsesionarse, día a día, con el diseño del futuro.

El movimiento del nuevo Excalibur Single Flying Tourbillon se ha rediseñado completamente para crear la sensación de mayor delgadez, a la vez que aumenta la sensación de transparencia y profundidad.

Un nuevo material para Excalibur

El Excalibur Single Flying Tourbillon se presenta en tres versiones diferentes, que corresponden a tres tipos de materiales usados en la construcción de la caja. La referencia RDDBEX0836 viste una novedosa caja de oro “Eon Gold”, con un tono oro rosa que se mantiene más estable gracias a la tecnología antiempañadura empleada en su elaboración; el bisel y la corona también están ejecutados en dicho material. La referencia RDDBEX0838 está elaborada con una caja de cromo-cobalto, con el bisel y la corona realizados en un sofisticado material que la firma ginebrina denomina “CarTech Micro-Melt Bio Dur CCMTM”. Por último, en la referencia RDDBEX0889 tanto la caja como el bisel y la corona son de titanio “Dark Grey DLC”. Todos los modelos tienen un generoso diámetro de 42 milímetros, un grosor de 12,7 y una estanqueidad de 100 metros, equivalentes a 10 atmósferas de presión. La caja tiene una estructura constructiva de tres cuerpos: bisel, carrura y fondo. El bisel, como es habitual en la colección, presenta un contorno entallado, como si hubiera sido hendido por el filo de una espada. Las muescas tienen forma triangular y un acabado arenado, en contraste con la superficie pulida a espejo del resto del bisel. Este tiene una forma compleja, compuesta por varias superficies: la frontal, inclinada; el contorno, liso y recto, y una transición cóncava hacia la carrura. La carrura presenta un acabado cepillado de trazos rectos en toda su superficie, tanto en los laterales como en las asas, con la única excepción de un suave biselado en el exterior de estas. De la carrura sobresalen dos protectores de corona, también con un acabado cepillado de trazos rectos. La corona, de generosas dimensiones, como es habitual de los modelos Excalibur, tiene el lateral entallado, con una estética similar a la del bisel. El frontal incorpora un anillo sobre el que resaltan, en relieve sobre un fondo arenado, las iniciales enlazadas características de la firma ginebrina, “RD”, con un acabado pulido. El fondo, sujeto a la carrura mediante tornillos situados en las entallas de su contorno, incorpora un cristal de zafiro transparente que permite una perfecta visión del movimiento que late en el interior de la caja. 

El bisel, como es habitual en la colección, presenta un contorno entallado como si hubiera sido hendido por el filo de una espada.

Los tres modelos se presentan en sendas ediciones limitadas a 88 ejemplares. El modelo con caja de “Eon Gold” tiene un PVP de 153.000 €; el de cromo-cobalto, de 147.000 €, y el de titanio, de 142.000 €. Para todos ellos hay cinco tallas de correas disponibles. La posibilidad de utilizar la correa que más se ajuste al tamaño de muñeca garantiza que la hebilla quede siempre centrada.

Una esfera transparente

Lo habitual en un reloj esqueletado es partir de un movimiento base, que se va vaciando de material hasta conseguir el efecto deseado, que no es otro que mostrar al máximo el entresijo de ruedas, piñones y palancas que componen el movimiento. Roger Dubuis, en ese afán de ser transgresor, extravagante, decidido y rompedor apuesta por crear de cero el calibre para que éste sea, desde el inicio, esqueletado. Este proceso ofrece resultados espectaculares y sorprendentes. El esqueletado es una conjugación de arte y técnica. Arte, por el impacto visual de los puentes reducidos a su mínima expresión, y técnica, porque todas las piezas deben seguir manteniendo su propia robustez y funcionalidad. No hay que olvidar que los esfuerzos de todos los componentes se mantienen, y la reducción en la cantidad de material en los puntos de apoyo debe realizarse de manera que no comprometa la integridad del movimiento.

El tourbillon volante del nuevo calibre RD512SQ parece flotar, ingrávido, dentro del reloj. Se ha optimizado al máximo el peso de la jaula mediante el uso de materiales técnicos y sofisticados.

Hay una constante estética en todo el conjunto, consistente en dos líneas rectas, ya sean paralelas, como en el caso de las agujas y los brazos interiores de la estrella de cinco puntas, u oblicuas, como en el caso de los brazos exteriores de la estrella de cinco puntas, las entallas del bisel o los índices horarios. Ello crea una fuerte identidad visual que armoniza el conjunto y denota el mimo con el que la firma ginebrina ha diseñado el Excalibur Single Flying Tourbillon. 

El rediseño del calibre crea la impresión de mayor delgadez, a la vez que aumenta la sensación de transparencia y profundidad. La inconfundible estrella de cinco puntas de Roger Dubuis parece levitar libremente sobre el barrilete y apunta al rubí, ojo omnipresente sobre el que descansa el árbol del barrilete. Las agujas, biseladas y esqueletadas por su parte central, están realizadas en oro rosa, con un acabado cepillado de trazos rectos. La zona de unión entre ambas partes presenta un acabado arenado en un color gris oscuro, lo que transmite la sensación que las agujas están formadas por dos piezas independientes. La parte exterior de la esfera/movimiento está rematada por un bisel sobre el que se han ubicado los marcadores de minutos y horas: los primeros son entallas rectas, mientras que los segundos tienen un perfil similar al de las muescas del bisel, rodeadas de oro rosa y con un acabado arenado en la parte anterior. A las doce horas desaparecen tanto las indicaciones horarias como las de los minutos para dejar espacio al nombre de la marca, impreso en relieve.

El nuevo diseño del movimiento permite que el puente con forma de estrella, característico de los modelos equeletados de Roger Dubuis, dé la sensación de flotar sobre el centro del barrilete.

Un nuevo calibre

El nuevo calibre que alberga el Excalibur Single Flying Tourbillon recibe la denominación RD512SQ. Es un movimiento de cuerda manual con un diámetro de 37,1 milímetros y un grosor de 6,9. Lo conforman un total de 194 piezas e incorpora 19 rubíes. Está equipado con un sistema de regulación mediante un tourbillon volante que completa una vuelta sobre sí mismo cada minuto. La frecuencia de oscilación del conjunto volante/espiral es de 3 Hz, que equivalen a unas tranquilas 21.600 alternancias por hora. Un único barrilete proporciona una holgada reserva de marcha de hasta 72 horas, que permite que el reloj pueda reposar de la muñeca de su usuario todo el fin de semana sin que este tenga que preocuparse de volver a ajustar la hora el lunes.

Esta gran reserva de marcha se ha conseguido tras optimizar al máximo el peso de la jaula del tourbillon mediante el uso de materiales técnicos y sofisticados: la jaula inferior del tourbillon está realizada en titanio –material dos veces más ligero que el acero inoxidable–, mientras que la jaula superior es de cromo-cobalto. El tourbillon se diseñó con el objetivo de compensar el efecto que la gravedad terrestre ejerce en el sistema de regulación de volante/espiral debido a que el centro de gravedad del conjunto no coincide con el eje de giro. La consecuencia práctica es que el tiempo que tarda en girar el volante en un sentido –el famoso “tic” del reloj– difiere del tiempo que tarda en realizar el giro en sentido contrario –es decir, el “tac”–. La solución a este inconveniente consiste en encerrar todo el órgano regulador –volante, espiral, áncora y rueda de escape– en una jaula que gira sobre el mismo eje del volante. De esta forma se compensa el efecto anterior. En el caso del Excalibur Single Flying Torubillon, se trata de un tourbillon volante, es decir, que no cuenta con un puente de apoyo superior, por lo que todo el conjunto se apoya solo en la parte inferior. Esta configuración realza la estética del tourbillon, al no existir nada que entorpezca la visión de su giro continuo. Sin embargo, también implica una mayor dificultad de diseño, ya que requiere una sujeción que evite desplazamientos horizontales. En definitiva, se hace necesario todo un alarde de “savoir faire” para lograr este sutil equilibrio entre la estética y una técnica que desafía los convencionalismos constructivos clásicos.

A las tres horas queda perfectamente visible el afamado y prestigioso Poinçon de Genève, que no todos tienen el orgullo de lucir.

A las tres horas, queda perfectamente visible el afamado y prestigioso Poinçon de Genève, que no todos tienen el orgullo de lucir. Es el sello que exige la decoración a mano de todos y cada uno de los componentes del reloj –con acabados tan exigentes como el pulido de los ángulos de las piezas o el cepillado de las superficies superiores–, así como la ausencia de muelles de alambre.

Urban Art Tribe

Roger Dubuis ha asumido un compromiso con el incorformismo y está al lado de aquellos que prefieren labrar su propio juego, ajenos a las reglas convencionales. Para demostrar qué sucede cuando se rompe con las normas y se da rienda suelta a la creatividad, la firma ginebrina se ha asociado a Urban Art Tribe, formada por dos creativos de la cultura urbana. Brian Woo, más conocido como Dr. Woo, es pionero de un nuevo estilo en el universo de los tatuajes, y Gully es un conocido grafitero que usa una gran variedad de técnicas y materiales y explica su concepto artístico basado en la apropiación consciente.

Los protectores de corona, así como la corona de grandes dimensiones, con un ranurado en forma de almenas en su contorno, son dos de las señas de identidad de la colección Excalibur.

El singular planteamiento en cuanto al estilo de las agujas de Dr. Woo ha supuesto un cambio de paradigma en los tatuajes que los ha llevado de la cultura “underground” a una esfera al gusto del público general. Acerca de esta asociación, Dr. Woo comenta: “He optado por esta vía porque no sé adónde conduce, y estoy aquí precisamente por eso: para conocer lo desconocido y salir de mi zona de confort. Los tatuajes y la relojería tienen eso en común: la misma atención al detalle, un punto frente a un componente minúsculo, perfectamente ensamblados para que puedas ver la imagen de conjunto”.

Gully, un conocido grafitero, prefiere trabajar exclusivamente en su propio taller para conservar su anonimato. Acerca del concepto de la tribu comenta: “en dos palabras: una travesía. Me siento movido por la misma energía y codicia insaciable de proponer algo nunca visto hasta la fecha. Causa un gran revuelo, provoca sorpresa y despierta interés. Yo soy conocido por reunir mundos diferentes entre sí, por lo que estoy deseando mostrarles la mezcla Gully x Roger Dubuis”.

Más información en: www.rogerdubuis.com

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