Grand Seiko

Tentagraph

Desde su primer modelo, creado en 1960, la firma Grand Seiko ha sido sinónimo de alta relojería japonesa gracias a unas piezas dotadas siempre de un diseño y unos acabados únicos –deudores de la artesanía tradicional nipona–, e inspiradas por tres valores esenciales de la cultura del país: precisión, belleza y durabilidad. 

Estos valores se reflejan, por supuesto, en el Tentagraph, primer cronógrafo mecánico de Grand Seiko, que forma parte de su colección más reciente, Evolution 9, y simboliza la próxima generación de relojes deportivos de la firma nipona.

En este caso, la precisión está garantizada por el nuevo calibre 9SC5, una variación del movimiento de alta frecuencia 9SA5, al que se ha incorporado un módulo de cronógrafo. Igual que el mecanismo base, el 9SC5 late con una frecuencia de 36.600 alternancias por hora (5 HZ), que confiere a la trotadora central una precisión de una décima de segundo, a la vez que garantiza una menor desviación de marcha en el caso de recibir, el órgano regulador, algún tipo de golpe fortuito.

Imagen frontal del Grand Seiko Tentagraph, con caja de titanio y bisel de cerámica negra.

Además de una gran estabilidad de marcha –con una desviación diaria máxima de +5 a -3 segundos–, el calibre 9SC5 ofrece una óptima eficiencia energética, lograda gracias a la incorporación del revolucionario Escape de Doble Impulso. Introducido en 2020 –precisamente, para el Hi-Beat 36000 80 Horas Calibre 9SA5–, este sistema evolucionado de escape permite una transferencia de energía directamente desde la rueda de escape al volante, además de la que se produce indirectamente a través del áncora de paletas. La mejora en la transmisión de la energía, junto a la utilización de un doble barrilete, permite que el 9SC5 cuente con una reserva de marcha de 72 horas, toda una hazaña técnica, tratándose de un movimiento de alta frecuencia.

En cuanto al módulo del cronógrafo, está equipado con un embrague vertical, que garantiza un arranque suave y sin saltos de las agujas en la activación, y con una rueda de pilares, encargada de ordenar las funciones puesta en marcha, parada y vuelta a cero. Además, el mecanismo incorpora un martillo de tres puntas, que garantiza la inmediatez y la perfecta sincronización de las agujas en la puesta a cero.

Detalle del lateral de la carrura, con la corona decorada con el logotipo GS en letras góticas, y con los deportivos pulsadores del cronógrafo.

Para garantizar el perfecto funcionamiento del Tentagraph, Grand Seiko ha ampliado las exigentes pruebas a las que somete todos sus movimientos mecánicos. Además de evaluar la precisión horaria del mecanismo en seis posiciones y a tres temperaturas durante 17 días, el calibre de cada Tentagraph se pone a prueba durante tres días más, y en tres posiciones, con el cronógrafo en marcha.

Visible a través del fondo transparente de cristal de zafiro, el calibre 9SC5 ofrece los acabados propios de la alta relojería, con la platina base perlada, los puentes decorados con unas clásicas Côtes de Genève, y el rotor completamente calado y rematado por el león, emblema de Grand Seiko.

Imagen inconfundible

Estéticamente, el Tentagraph es fiel a los códigos visuales que han caracterizado las piezas de la Manufactura relojera desde el lanzamiento del 44Gs en 1967, con el plus de fuerza y audacia que caracteriza los modelos de la línea Evolution 9.

Fondo abierto del reloj, que permite admirar el calibre de manufactura 9SC5.

La esfera, de color azul intenso, está inspirada en el cielo azul del Monte Iwate, que puede verse desde los ventanales del Grand Seiko Studio Shizukuishi, donde se producen todos los movimientos mecánicos y relojes de Grand Seiko 9S. Los marcadores horarios, en aplique, son los propios de la colección Evolution 9, con la base trapezoidal y una marcada hendidura central que se ha recubierto de material luminiscente Lumibrite. Como es preceptivo en un Grand Seiko, el relativo a las doce horas tiene el doble de grosor, para facilitar la rápida orientación del observador incluso en condiciones de poca luz.

Las agujas de horas y minutos mantienen la forma de punta de flecha tan característica de la marca, aunque con los extremos truncados. También incorporan una gran cantidad de pintura luminiscente en su superficie para facilitar la lectura en condiciones de poca luminosidad. Situados a un nivel inferior respecto a la esfera, los tres contadores –el pequeño segundero, a las 3, y los totalizadores de 12 horas y de 30 minutos del cronógrafo, a las 6 y 9 horas, respectivamente– presentan un acabado “soleil” que contrasta con la textura del motivo Mt. Iwate del resto de la superficie. La escala de segundos, también de color azul, se ha situado sobre el realce exterior de la esfera e incorpora cuatro subdivisiones por segundo, como corresponde a un reloj que late a 36.600 alternancias por hora. Entre los índices de las 4 y las 5 horas, se ha ubicado una discreta ventana de fecha, que revela la presencia de un disco azul con numerales blancos. A las 12 horas encontramos el clásico logotipo de la marca, con grafía gótica, acompañando el nombre del modelo.

Detalle de la esfera, que combina el motivo Mt. Iwate con un “guilloché” circular en las subesferas. 

Elaborada en titanio de alta intensidad, la caja tiene un diámetro de 43,2 mm por 15,3 de grosor, y es hermética hasta 100 metros, además de resistente a los campos magnéticos hasta 4.800 A/m. Presenta las características formas anguladas que caracterizan a todos los modelos Grand Seiko, con unas estilizadas asas facetadas que se fusionan con el lateral de la carrura sin solución de continuidad. En el lado derecho, este dibuja una ligera curvatura para acabar formando unos protectores para la corona. Los pulsadores del cronógrafo son cilíndricos y están decorados con una ranura que recorre todo su lateral. Remata la imagen de la caja un bisel elaborado en cerámica negra, en el que se ha grabado una escala de taquímetro que acentúa el carácter deportivo del modelo.

La superficie de la caja presenta una alternancia de acabados que provoca un elegante juego de luces y sombras, a la vez que acentúa la sofisticación del conjunto: un satinado de trazos verticales se combina con el pulido Zaratsu, un acabado espejo sin distorsiones que Grand Seiko introdujo 1967 y que se caracteriza por el gran brillo que confiere al metal.

Completa la imagen del Grand Seiko Tentagraph un deportivo brazalete de titanio –también con una combinación de satinado y pulido Zaratsu–, formado por tres filas de eslabones, que se ciñe a la muñeca mediante un cierre desplegable de triple hoja con pulsador de seguridad. 

Más información en: au.louisvuitton.com

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