Louis Vuitton

Tambour Twenty

Viajero veloz

Por Ernest Valls

La firma francesa celebra el 20º aniversario de su irrupción en la alta relojería con el Tambour Twenty en edición limitada a 200 ejemplares.

El mundo de la relojería es, por definición, altamente selectivo. No todos los que quieren estar están, por mucho que lo intenten. Marcas con ideas nuevas y singulares maneras de entender la relojería se han quedado por el camino al no encontrar su hueco ni conectar con los aficionados. Otras han ido cambiando de mano sin saber bien cómo enfocar sus pasos. En general, formar parte del selecto club de la alta relojería es una auténtica carrera de obstáculos y una travesía en el desierto, aunque si se mantiene la pasión por la relojería y se persiste en un trabajo bien hecho, honesto y estratégicamente presentado, puede llegar el día en que se le permita acceder a ese selecto club que conforma el variopinto panorama de la alta relojería actual. Evidentemente sin un trabajo y una buena concepción del producto no hay manera de lograr el éxito, si bien no es menos cierto que estar en el sitio y el momento adecuados puede facilitar el recorrido. Y ese podría decirse que es el caso de la relojería de Louis Vuitton.

 La caja del Tambour es inimitable y reconocible sin equívocos: su carrura pulida con el nombre grabado de la marca que, coincidencia, tiene doce letras, como los índices horarios.

La firma francesa, más conocida por su marroquinería y artículos de viaje de lujo, irrumpió en el mundo de la relojería en 2002 con el modelo Tambour. En estos veinte años, esta única colección ha mostrado múltiples caras sin perder la fidelidad al ADN de la Maison: devoción por el arte de viajar y una creatividad audaz, combinando la innovación tecnológica con una artesanía excepcional. Esa ha sido la parte de la pasión relojera y el trabajo bien hecho. Sin embargo, no es menos cierto que Louis Vuitton ha sido considerada, al comienzo de este siglo y por varios años consecutivos, la marca de lujo más valiosa del mundo. Y en relojería, el acceso al capital es fundamental. Tampoco hay que olvidar que la firma francesa forma parte del grupo LVMH que aglutina marcas como Zenith, TAG Heuer, Hublot o Bulgari, por citar algunas. Y aquí es donde interviene aquello de estar en el sitio y momento adecuados. Gracias a todo ello, los relojes Louis Vuitton han logrado. en apenas dos décadas. situarse en el selecto grupo de la alta relojería actual.

Este cronógrafo Tambour Twenty tiene mucha historia que contar, además de la ya habitual de la firma parisina y sus complementos de viajes: el calibre LV 277 no es otro que el extraordinario El Primero de Zenith.

Pero el lugar hay que ganárselo, y una prueba de este logro reside en los trabajos que la firma francesa ha ido dejando durante estos años. En 2009, Louis Vuitton presenta el Tambour Spin Time, que reinventa la forma de mostrar el tiempo utilizando cubos giratorios en lugar de agujas e índices horarios. Esta complicación, además, le dio juego para conseguir originales piezas relojeras. En 2011 nace La Fabrique du Temps en Ginebra, donde los maestros relojeros Michel Navas y Enrico Barbasini se unen a la aventura de Louis Vuitton para crear un taller de vanguardia que permita alcanzar el más alto nivel de artesanía, innovación y creatividad en el arte de la alta relojería. En 2014, el Tambour Evolución se presentaba en una caja contundente de 45 milímetros de diámetro, mientras que en 2016 el Tambour Slim, en su versión de tourbillon, lució un diseño más elegante y discreto sobre la muñeca. El Tambour Moon, presentado en 2017, mantenía su inconfundible caja redonda, si bien invirtiendo su curvatura. Ya en 2020, el Tambour Curve se superó con su caja de titanio y Carbostratum, su curva convexa sorprendentemente alargada y su excepcional calibre con un tourbillon volante, grabado con el prestigioso sello del Poinçon de Genève. El pasado año 2021, el Tambour Carpe Diem recibió el premio “Audacity” en el certamen del Grand Prix d’Horlogerie de Genève, mientras que el Tambour Street era galardonado con el premio “Diver’s Watch”.

Incluso haber alcanzado dos premios en el GPHG no le han desanimado para frivolizar con los relojes conectados, y en este 2022 la Maison ha presentado ya la tercera generación de su modelo Tambour Horizon Light Up, un reloj revolucionario, deslumbrante, apto para viajes, divertido y completamente personalizable, sin renunciar al particular ADN de la marca.

Los pulsadores rectangulares tienen un acabado pulido y están perfectamente redondeados. La corona de cabeza hexagonal incorpora el monograma de la marca en su frontal.

Tambour Twenty

Para celebrar el reloj que ha hecho posible este recorrido en el tiempo relojero del emblemático Tambour, La Fabrique du Temps ha creado un modelo exclusivo de aniversario: el Tambour Twenty, en una edición limitada a 200 piezas.

El Tambour Twenty mantiene el diámetro de caja del modelo primigenio, 41,5 milímetros. Su grosor es de 12,2 mm y su estanqueidad es de 100 metros, equivalentes a 10 atmósferas de presión. La caja está elaborada en acero, con un acabado pulido de sus dos cuerpos. Bisel y carrura se fusionan en un solo bloque –con su singular forma en forma de tambor– de contornos redondeados. En el lateral de la carrura se han grabado las doce iniciales que conforman el nombre de La Maison: “Louis Vuitton”. El lateral de las tres horas de la carrura se abre para alojar tanto los pulsadores de las funciones del cronógrafo, de forma rectangular con todos los cantos perfectamente redondeados, como a la corona, que tiene un contorno poliédrico y el monograma de Louis Vuitton grabado en su frontal. El fondo, atornillado a la carrura, está dotado de un cristal de zafiro que permite ver el flamante movimiento que late en su interior: el calibre LV 277.

El Tambour Twenty se presenta con una esfera marrón satinada con motivos rayos de sol en una discreta configuración tricompax.

LV 277, de 5 Hz

De algo tiene que servir tener a Zenith como compañero de viaje empresarial, ya que el LV 277 no es otro que el extraordinario calibre con función de cronógrafo El Primero de Zenith. En este caso se hace patente el refrán “a quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”. Incorporar uno de los calibres icónicos de la historia de la relojería debe despejar cualquier duda que alguien pudiera tener sobre la excepcionalidad del Tambour Twenty.

El LV 277 mantiene las particularidades constructivas de El Primero. Cronógrafo de cuerda automática mediante rotor central de oro rosa de 22 quilates soportado mediante un cojinete de bolas. Está equipado con 32 rubíes y ofrece una reserva de marcha de hasta 50 horas. Tiene una frecuencia de oscilación de 5 Hz, que equivalen a unas rapidísimas 36.000 alternancias por hora. Esta frecuencia de oscilación permite que la aguja trotadora realice 10 saltos por segundo, por lo que este cronógrafo puede llegar a medir con la precisión de una décima de segundo. La variación de marcha del movimiento se consigue actuando sobre la raqueta, que alargará o acortará la longitud útil de la espiral, permitiendo de esta manera retrasar o adelantar, respectivamente, la marcha del reloj. En este caso, en La Fabrique du Temps han optado, para proteger los pivotes del eje del volante, por un sistema antichoque de tipo Kif, que proporciona tres puntos de apoyo sobre el contrapivote. La arquitectura de este calibre opta por un embrague horizontal tradicional para conectar el rodaje horario y el rodaje del cronógrafo. Asimismo, recurre al sistema de rueda de pilares para que las palancas activen las funciones de puesta en marcha, paro y vuelta a cero del cronógrafo.

El calibre LV 277, alias El Primero, de cuerda automática mediante rotor central, oscila a una envidiable frecuencia de 5 Hz, por lo que es capaz de medir hasta la décima de segundo.

El LV 277 ofrece las funciones de horas y minutos horarios centrales, pequeño segundero a las nueve horas, trotadora del cronógrafo central, contador de treinta minutos del cronógrafo a las tres horas, contador de doce horas del cronógrafo a las seis horas y ventana para visualización de la fecha entre las cuatro y las cinco horas.

Esfera marrón satinada

El Tambour Twenty se presenta con una delicada y elegante esfera marrón, con un acabado satinado con un difuminado motivo de rayos de sol. Las indicaciones horarias son aplicadas y alternan los numerales arábigos para las horas pares y los índices de tipo bastón para las impares. La esfera cuenta con un bisel interior inclinado. sobre el que se ha impreso una minutería, que cuenta también con indicaciones entre los segundos para leer con más precisión el tiempo medido por el cronógrafo.

A pesar de la disposición tricompax de las indicaciones, para el contador de doce horas del cronógrafo se ha recurrido a transferir sobre la esfera las indicaciones. Con ello se consigue un efecto visual prácticamente simétrico, elegante y equilibrado. Los índices correspondientes al contaje de horas entre las tres y las nueve se han substituido por la denominación del modelo –Twenty– en color amarillo. Precisamente, este es el color con el que están coloreadas todas las agujas que tienen que ver con la función del cronógrafo: el contador de doce horas, el contador de treinta minutos –ambas de tipo bastón– y la trotadora central –un fino estilete rematado por un contrapeso en forma de rombo hueco–.

En el Tambour Twenty todo son detalles, como el color amarillo para las agujas que tienen que ver con la función de cronómetro: la trotadora central, el contador de treinta minutos y el contador de doce horas.

Para el pequeño segundero horario, situado a la altura de las nueve horas, y el contador de treinta minutos del cronógrafo, situado a las tres horas, el Tambour Twenty recurre a unas clásicas esferas auxiliares de color negro, con un tradicional “guilloché” de círculos concéntricos. Las indicaciones en ambas esferas auxiliares están transferidas. Los indicadores principales son de color blanco, mientras que el resto de índices toman una sutil tonalidad grisácea. Este juego cromático blanco/gris también se puede apreciar en el bisel interior de la minutería.

A las doce horas, también transferido, encontramos el nombre de la marca en color blanco, con la tipografía habitual de la firma francesa, así como la característica de que se trata de un reloj automático, con la misma tipografía, pero en color gris.

Para los más viajeros

El Tambour Twenty se ofrece con una correa en piel de aligátor marrón oscuro, así como con otro complemento histórico de la Maison: un baúl en miniatura en lona Monogram, con el característico monograma LV y las decoraciones clásicas de la marroquinería de Louis Vuitton. Es un tributo al legado viajero de la marca para que los clientes puedan proteger sus pertenencias más preciadas en estuches que resistirán la prueba del tiempo.

Más información en: www.louisvuitton.com

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