Louis Vuitton
VOYAGER FLYING TOURBILLON
VOYAGER FLYING TOURBILLON

Para Louis Vuitton, el compromiso con la alta relojería y el amor por las técnicas decorativas artesanales no son pulsiones con- trarias sino dos caras de la misma moneda, inconcebibles la una sin la otra. Este principio se plasma, una vez más, en el nuevo modelo Voyager Flying Tourbillon “Poinçon de Genève” Plique-à-jour, un reloj que combina una de las complicaciones más apreciadas de la al- ta relojería con una técnica de esmalte con más de seis siglos de histo- ria, y que además cuenta con la prestigiosa certificación de calidad del Punzón de Ginebra.
Para alojar un reloj tan especial, Louis Vuitton ha elegido la vanguar- dista caja de la colección Voyager, característica por su forma a medio camino entre el círculo y el cuadrado, y por la combinación de acabados pulidos y satinados, que acentúa el contraste entre las superficies planas y las suavemente redondeadas. En esta ocasión se presenta elaborada en platino 950 y oro blanco, los metales preciosos por excelencia, y con unas medidas de 41 mm de diámetro por 11,68 de grosor. Está equipada con un cristal de zafiro redondo, dotado de tratamiento antirreflejos, tanto en el anverso como en el fondo. Situada en el lateral de la carrura, a las 3 horas, la correa presenta una forma redondeada, con el lateral plano y ranurado, y el logotipo de Louis Vuitton grabado sobre el frontal. La caja es hermética hasta 50 metros, por lo que permite apenas someter el reloj a salpicaduras de agua.

Imagen trasera del Voyager Flying Tourbillon.
Igual que la caja, la esfera presenta un diseño rigurosamente contem- poráneo, inspirado en el logotipo de Louis Vuitton. Unos puentes de oro blanco –algunos, orientados en el sentido de las astas de la V del logo y otros, horizontales– ocupan buena parte de la esfera, mientras que los espacios vacíos entre ellos se han sido rellenados con esmalte translúci- do azul y blanco, usando la técnica “plique-à-jour”.
Este complejo y minucioso proceso de esmaltado, cuyo uso se remon- ta a los siglos V y VI, en el Imperio Bizantino, consiste en la deposición de esmalte, con pincel, sobre alvéolos sin soporte alguno (a diferencia de técnicas como el “cloisoné”), lo que obliga a los esmaltadores a trabajar con la máxima concentración para que el material se distribuya de ma- nera uniforme y sin bolsas de aire. La elaboración de la esfera requiere entre cinco y seis capas de esmalte, con sus respectivos horneados, por lo que cada una de ellas conlleva más de 100 horas de trabajo.
La indicación horaria puede leerse en un gran contador de esmalte azul translúcido situado a las 12 horas y dotado de dos agujas caladas: la de horas, que está rematada por un triángulo en la punta, y la de mi- nutos, con forma de bastón. Ambas cuentan con un recubrimiento de pintura luminiscente en la zona interior. Una abertura de igual tama- ño situada a las 6 horas permite admirar la jaula del tourbillon volante, decorada también con la “V” de Vuitton. El tourbillon completa una vuelta cada 60 segundos, por lo que el vértice de la letra puede utilizar- se para la lectura de los segundos horairos.
En el eje longitudinal de la esfera, una franja horizontal más ancha que el resto, recubierta de esmalte blanco, aloja el logotipo de Louis Vuitton, a las 3 horas, el famoso símbolo del Punzón de Ginebra.
Da vida al reloj el calibre LV 104, un movimiento íntegramente de- sarrollado y ensamblado en La Fabrique du Temps de Louis Vuitton. Se trata de un mecanismo de cuerda manual, formado por 168 componen- tes (17 rubíes), que late con una frecuencia de 21.600 alternancias por ho- ra y ofrece una reserva de marcha de 80 horas. Su estructura en esqueleto permite que la luz traspase totalmente el reloj, resaltando los colores del esmalte. El sello del Punzón de Ginebra no solo acredita la precisión del reloj, sino también su decoración según los preceptos de la alta relojería ginebrina. No es extraño, pues, que el ensamblaje de cada movimiento requiera nada menos que 120 horas de trabajo por parte de los relojeros de la manufactura.
El reloj se comercializa con una corres de piel de becerro color azul marino, que se ciñe a la muñeca con un cierre desplegable elaborado en platino 950.