MB&F HOROLOGICAL MACHINE Nº 9 “FLOW”

De niño, Maximilian Büsser, fundador y máximo responsable del laboratorio relojero MB&F, soñaba con ser diseñador de coches, y sus libretas estaban siempre repletas de bocetos de superdeportivos inventados por él. Quizás por ello, buena parte de las máquinas de relojería (“Horological Machines”, como las denomina la firma) que idea parecen pequeños automóviles de muñeca a los que solo les faltan cuatro pequeñas ruedas para salir disparados.
En el caso de la Horological Machine Nº 9 “Flow”, presentada a finales de 2018, estas influencias se mezclan con otra de las pasiones de Büsser: los aviones, cuyos modelos a pequeña escala cubrían el techo de su habitación cuando era niño.

Concretamente, el alma mater de MB&F ha viajado a finales de la década de los 40 y principios de los 50, cuando las líneas curvilíneas empezaban a imponerse en el diseño de automóviles y aeroplanos, fruto de la búsqueda de una mayor aerodinámica. De este periodo son algunos coches míticos como el Mercedes-Benz W196 y el Buick Streamliner, por no hablar de aeronaves como la De Havilland Venom, de cuerpo delgado y nariz chata.
Inspirándose en estos y otros modelos de la época, Maximilian Büsser y su diseñador de cabecera, Eric Giroud, han creado una pieza relojera que tanto puede recordar un avión a reacción como un viejo coche de carreras, con un gran cuerpo central parecido a una cabina de pilotaje y dos piezas laterales más pequeñas —de forma similar pero dispuestas de manera opuesta— que incluso presentan unas tomas de aire inspiradas en las ventilaciones que permiten un flujo constante de aire en los motores de alto rendimiento.

Estructurada a partir de tres cuerpos, la caja está disponible en titanio o en oro rojo, y se caracteriza por su extrema complejidad formal, tanto por sus pronunciadas curvas como por la alternancia de superficies pulidas a espejo y satinadas. Asimismo, cuenta con cuatro grandes aberturas de cristal de zafiro que dejan a la vista distintos elementos del calibre: dos cúpulas situadas en las piezas laterales permiten admirar el movimiento de los dos volantes gemelos —pero independientes entre sí— que laten con una tranquila frecuencia de 18.000 alternancias por hora, mientras que dos aberturas situadas en la estructura central revelan, respectivamente, el diferencial planetario que obtiene el promedio de ambos volantes, y el reverso del calibre.

Lateral del modelo Horological Machine Nº 9 “Flow” Titanium Air Edition.

Como es habitual en las máquinas relojeras de Maximilian Büsser, la indicación horaria —que en esta ocasión asume un sorprendentemente clásico formato de dos agujas centrales— se ha situado en perpendicular al calibre, una disposición propia de algunos relojes destinados a pilotos y conductores, ya que permite consultar la hora sin tener que separar la mano del volante. Concretamente, la esfera se ha ubicado en el extremo frontal del cuerpo central de la caja, y está contenida por una gran pieza metálica de forma cilíndrica. Ambos elementos —caja y cilindro— están unidos por cuatro tornillos perfectamente visibles. El otro extremo de la caja está rematado por una gran corona en forma de cono truncado, dotada de unas ranuras laterales que facilitan su manipulación y decorada con el hacha de guerra que la firma utiliza como emblema.

A pesar de su carácter escultórico, la Horological Machine Nº 9 “Flow” no presenta unas medidas exageradas: 57 mm de largo —desde el extremo del cilindro hasta la corona— por 47 mm de ancho, y “solamente” 23 mm de alto. Una junta tridimensional patentada proporciona al conjunto una hermeticidad de 30 metros, que permite al usuario lavarse las manos con el reloj puesto.

Vista cenital del modelo Horological Machine Nº 9 ‘Flow’ Titanium Road Edition. 

El calibre de la edición “Road”, anverso y reverso.

Calibre singular

Para elaborar el mecanismo que da vida a esta nueva máquina de relojería, el equipo de ingenieros encabezado por Guillaume Thévenin tuvo que hacer frente a importantes retos de carácter técnico (no es gratuito que su desarrollo requiriera tres años de trabajo). En primer lugar, el calibre tenía que integrarse perfectamente en una caja larga y estrecha, formada por tres cuerpos paralelos. Ello explica su forma de “Y”, con un cuerpo central que recuerda a los movimientos tipo baguette y dos brazos laterales que sirven de base para los dos órganos reguladores gemelos.

Precisamente, otro de los retos derivaba de la presencia de dos órganos reguladores —volante, espiral y escape— trabajando independientemente, toda una rareza técnica que MB&F ya había utilizado en su Legacy Machine 2. Para armonizar el movimiento de los volantes —que oscilan con una tranquila frecuencia de 2,5 Hz—, de nuevo se ha recurrido a un diferencial planetario, que realiza un promedio de los datos cronométricos que recibe y transmite el movimiento al tren de rodaje.

Finalmente, el calibre debía ser capaz de trasladar el movimiento horizontal de los rodajes al plano vertical de la esfera, un problema al que los ingenieros de la casa ya se habían enfrentado en múltiples ocasiones. Si en varios de sus modelos más recientes —como la Horological Machine Nº 8 o la HMX— lo habían resuelto con la utilización de prismas ópticos, en esta ocasión han integrado la solución en el propio calibre, en forma de engranajes cónicos.
El motor de la HM9 ofrece una información de horas y minutos, está formado por 301 componentes y cuenta con 52 rubíes. Un solitario barrilete le confiere una reserva de marcha de 45 horas.

Estéticamente, este nuevo motor de Maximilian Büsser & Friends destaca por su carácter escultórico y por la calidad y riqueza de los acabados —desde las Côtes de Genève del puente superior hasta el pulido de los majestuosos puentes de los conjuntos volante/espiral. Especial mención merece, en este sentido, la gran hacha de guerra que corona el calibre, y que en esta ocasión no hace la función de rotor, como en anteriores modelos, sino de puente del diferencial.

Lateral del modelo Horological Machine Nº 9 “Flow” Titanium Air Edition.

Cuatro ediciones y dos materiales

Fruto de su doble fuente de inspiración, la Horological Machine Nº 9 “Flow” hizo su debut en dos versiones: “Air” y “Road”. Ambas utilizaban una caja de titanio, pero se distinguían por el diseño de la esfera y por el color del movimiento. La HM n.9 “Flow” Edición “Air” presenta el calibre oscurecido y una esfera negra inspirada en la de los clásicos relojes de aviación, con numerales arábigos blancos y cuatro índices en las horas cardinales: un triángulo isósceles a las doce horas y un rectángulo en los tres puntos restantes. El calibre de la edición “Road”, por su parte, es del color del oro rojo, mientras que la esfera se inspira en los velocímetros de los antiguos coches de carreras: la parte central es plateada y está acabada con un satinado circular, mientras que el perímetro está cubierto por un anillo negro en volumen que sirve de base para los marcadores horarios (índices en las horas impares, numerales en las pares) y la escala de minutos. En ambos casos, las agujas cuentan con un revestimiento de material luminiscente que permite la lectura de la hora en condiciones de poca luminosidad.

Tras las dos primeras versiones de titanio presentadas en 2018 —que se comercializaron en sendas ediciones de 33 ejemplares—, este mismo año la firma ha lanzado al mercado una nueva Horological Machine Nº 9 “Flow”, en esta ocasión, con caja de oro rojo de 18 K, de la cual se realizarán 36 ejemplares: 18 de la edición “Air” y 18 más de la edición “Road”.

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