PIAGET ALTIPLANO

En 1957 Piaget revolucionó la Feria de Basilea con la presentación del calibre 9P, cuyos 2 mm de espesor lo consagraban como el movimiento relojero más delgado del momento. Formado por 89 componentes, latía con una frecuencia de 19.800 alternancias por hora y contaba con una elegante decoración de Côtes de Genève en los puentes. El 9P parecía una hazaña técnica difícilmente igualable, pero apenas tres años después la firma dio otra vuelta de tuerca con el lanzamiento del calibre 12P, un movimiento de carga automática que solamente medía 2,3 mm de espesor gracias a la utilización de un microrrotor de oro de 24 K para generar la energía.

Fruto de una larga tradición de la manufactura de La Côte-aux-Fées en la elaboración de componentes ultraplanos —un ámbito en el que ya aparecía como especialista en los catálogos de proveedores de la industria relojera de principios de siglo XX—, estos dos calibres representaron el inicio de la era de los guardatiempos ultraplanos de lujo de Piaget, durante la cual logró imponerse como una marca de referencia de la relojería masculina.

Liberados de las limitaciones de espacio, los diseñadores de la firma pudieron dar rienda suelta a su imaginación a la hora de explorar nuevas formas, materiales y decoraciones. La extrema esbeltez de las cajas —realizadas exclusivamente de en oro o platino— se acompañaba, en los modelos masculinos, de una estética sobria (a veces, casi minimalista), y en las piezas femeninas, de una cierta profusión ornamental.

Cabe destacar que, para Piaget, lograr records de delgadez no era un objetivo por sí mismo, y la firma nunca comprometió ni un ápice la robustez o la fiabilidad de sus piezas para lograr recortar algún milímetro. Significativamente, la primera evolución del calibre fue el 9P2, un movimiento con un grosor 0,15 mm mayor al de su predecesor pero que a cambio ofrecía una mayor fiabilidad. El calibre automático 12PC, por su parte, incorporaba la información de fecha mediante un disco que solamente añadía 0,5 mm al espesor del 12P.

El calibre 9P, de 2 mm de espesor, creado en 1957.

Anuncio de Piaget de 1960.

La colección Altiplano

Gracias los movimientos 9P y 12 P y a sus respectivas evoluciones técnicas, Piaget reinó durante cuatro décadas en el ámbito de los relojes mecánicos ultraplanos. Sin embargo, no fue hasta finales de los 90 cuando creó su primera colección estrictamente formada por modelos ultraplanos. El nombre elegido para ella fue “Altiplano”, que era un homenaje al Altiplano andino, la gran llanura casi deshabitada que se extiende por parte de Argentina, Chile, Bolivia y Perú sin apenas accidentes naturales o construcciones humanas que se eleven sobre su superficie perfectamente plana.

La piedra angular de la colección era el nuevo calibre 430P, un movimiento de cuerda natural de solo 2,1 mm de espesor, que ofrecía una información central de horas y minutos. A pesar de ser ligeramente más grueso, este nuevo mecanismo superaba claramente a su célebre precedente en términos de reserva de marcha y resistencia a los golpes, además de presentar una mayor frecuencia de oscilación. Clara demostración de la importancia que Piaget ha otorgado siempre a los acabados de sus calibres, presentaba los puentes biselados y decorados con unas tradicionales Côtes de Genève circulares, la platina perlada y los tornillos azulados en la mejor tradición de la relojería suiza.

Inspirado en un modelo masculino de 1957, el reloj inaugural de la línea Altiplano se caracterizaba por una sobriedad y una pureza de líneas que hacía honor al citado accidente geográfico. La caja era totalmente redonda, excepto por la presencia de una discretísima corona y de las cuatro asas rectas y estrechas que fijaban la pulsera. La esfera, por su parte, era totalmente lisa y contaba con unos sencillos índices de bastón en calco —dobles, los relativos a las horas pares— que se convertirían en un icono de la colección.

Entre los primeros modelos de la colección, destaca el Altiplano cuadrado, igualmente inspirado en un reloj de finales de los 50, que en 2003 se llevó el premio al mejor guardatiempo ultraplano en el Grand Prix d’Horlogerie de Genève. Asimismo, en 2004 Piaget lanzó un Altiplano manual con caja de oro blanco de 38 mm que por su simplicidad y pureza se convertiría en uno de sus modelos más emblemáticos (hasta el punto de que 15 años después continúa formando parte de la colección).

Igual que había sucedido cuatro décadas antes, el uso de calibres ultraplanos se acompañó a menudo de arriesgadas decoraciones y engastes de piedras preciosas. Un buen ejemplo de ello es el modelo Empreinte, de 2005, cuya esfera reproducía con diamantes parte de la huella dactilar del cliente.

Modelo de Piaget equipado con el calibre 12PC, de 1960.

El calibre 430P, de 2,1 mm de espesor, introducido en 1998.

Nuevos calibres ultraplanos

En los años siguientes, Piaget presentó importantes evoluciones del calibre 430P que mejoraban sus prestaciones o incorporaban nuevas complicaciones. Entre ellas destacan el 450P, con una indicación de pequeños segundos —en la posición de las diez— y solo 2,1 mm de grosor; el 830P, que contaba con un diámetro significativamente superior y garantizaba una reserva de marcha de 60 horas, y el 600P, que presentaba un espesor de 3,5 mm a pesar de estar regulado por un tourbillon volante.

Aprovechando al máximo las posibilidades de sus calibres ultraplanos, en 2006 Piaget presentó, en edición limitada, el modelo Altiplano Double Jeu, que contaba con dos cajas de oro —cada una, con su movimiento independiente y su esfera— unidas por una bisagra. La caja superior alojaba un calibre 838P y ofrecía una indicación central de horas y minutos, complementada por un pequeño segundero a las diez; la inferior, por su parte, contenía el calibre 830P y ofrecía una segunda información de horas y minutos mediante dos agujas centrales, lo que permitía al usuario controlar un segundo huso horario.

Un año más tarde, y coincidiendo con el 50º aniversario del calibre 9P, la firma de La Côte-aux-Fées sorprendió con el lanzamiento del Altiplano Gousset Tourbillon, un reloj de bolsillo (à gousset) de forma cuadrada, de 40 x 40 mm. En su interior latía el nuevo calibre 602P, cuyo tourbillon, decorado con la característica “P” de Piaget, podía ser admirado a través de una abertura situada a las nueve horas.

En 2008, la familia Altiplano volvió a crecer con la introducción de dos guardatiempos de características técnicas similares pero de estilos bastante diferentes. Por una parte, el modelo G0A33112, de 40 mm, equipado con el calibre 838P (visible a través del fondo de cristal de zafiro), mantenía la estética sobria propia de la colección a pesar de la presencia de un singular pequeño segundero en la posición de las diez. Por otra, el modelo Squelette ofrecía una visión completa del calibre 838S —una versión en esqueleto del 838P— a través de una gran abertura circular que ocupaba la mayor parte de la esfera. Tanto los puentes del movimiento como la esfera, convertida en un simple anillo, estaban decorados con un grabado de líneas radiales con el centro sobre el segundero, a las diez.

Modelo Double Jeu, 2006.

El calibre 1200D, creado para el modelo Altiplano Squelette de 2013.

2010, año de récords

En 2010 se celebraba el 50º aniversario del calibre 12P, y la mejor manera de rendirle homenaje era con el lanzamiento de un nuevo calibre ultraplano de carga automática que batiera todos los récords. Dotado de un pequeño segundero y de un sistema de parada del volante, el calibre 1200P tenía un espesor de solo 2,35 mm, una proeza técnica que se logró reduciendo a la mínima expresión algunos de sus componentes. Así, algunos engranajes del movimiento 1200P solo medían 0,12 mm, apenas el grosor de un cabello, mientras que el espacio entre las ruedas era de apenas 0,1 mm. Igual que su ilustre predecesor, el calibre 1200P generaba la energía mediante un microrrotor, que en esta ocasión estaba decorado con el escudo de armas de la firma.

Este nuevo movimiento se estrenó en un elegante modelo de 43 mm de diámetro, caracterizado por el diseño de la esfera en distintos niveles (los índices horarios estaban ubicados sobre un anillo ligeramente elevado, mientras que el pequeño segundero se situaba en un nivel inferior). Naturalmente, con sus 5,25 mm de espesor también se convirtió en el reloj automático más plano del momento.

Tras un año en el que los engastes de diamantes reinaron sobre las novedades técnicas, en 2012 la colección Altiplano dio la bienvenida a un nuevo guardatiempo: un modelo automático con el movimiento en esqueleto que presentaba unas medidas de 38 mm de diámetro por 5,8 mm de espesor (de nuevo, el reloj más plano del mundo en su categoría). El mecanismo que le daba vida era el calibre 1200S, basado en el 1200P. Fruto de tres años de investigación y desarrollo por parte de los ingenieros de Piaget, el nuevo movimiento se caracterizaba por su nueva estética, basada en la intersección de círculos, y por la elaboración del microrrotor en platino 950, un material que confería al reloj un punto de exclusividad. Asimismo, el grosor de sus componentes se afinó hasta el límite para lograr que el espesor del conjunto no sobrepasara los 2,4 mm.

Un año más tarde, Piaget insistió con su Altiplano Squelette. En esta ocasión, el modelo estaba equipado con el calibre 1200D, una variación del 1200S que contaba con un generoso engaste de diamantes en los puentes (decoración que suponía un aumento del espesor del calibre hasta los 3 mm, y de la altura del reloj hasta los 6,10 mm). Sin embargo, la gran novedad de la línea Altiplano fue el modelo automático con indicación de fecha. Estéticamente, el nuevo reloj era deudor del modelo automático de 2010, del que solamente se diferenciaba por la aparición de la ventana de fecha a las nueve horas. Sin embargo, la caja perdía 3 milímetros de diámetro para situarse en unos moderados 40 mm. Sin duda, lo más destacable de este reloj era que tanto el calibre 1205P que equipaba como la caja mantenían el grosor del modelo anteriormente citado: 2,30 y 5,25 mm, respectivamente.

Modelo Altiplano 900P, de 2014.

Un reloj revolucionario

En 2014 Piaget cumplía 140 años de historia y quiso celebrarlo con un lanzamiento muy especial que, de nuevo, vino acompañado de un nuevo record mundial de delgadez. Concebido como un nuevo tributo al mítico calibre 9P, el revolucionario calibre de carga manual 900P se fusionaba con la caja y la esfera para lograr reducir la altura del reloj a unos espectaculares 3,65 mm. Formado por 145 componentes, el movimiento contaba con una arquitectura sumamente compleja que permitía reducir al máximo su espesor: los puentes estaban situados del lado de la esfera, y el barrilete —capaz de almacenar energía para una reserva de marcha de 48 horas— quedaba suspendido en el aire, fijado únicamente por un puente.

Naturalmente, la fusión del calibre con el resto de elementos determinaba la estética del reloj —simplemente denominado “Altiplano 900P”—, que ofrecía una imagen más vanguardista de la acostumbrada en la colección. Los puentes, los rodajes, el barrilete y el volante ocupaban buena parte de la superficie de la esfera (como si de un reloj en esqueleto se tratase, aunque en este caso puede decirse que formaban parte de ella), mientras que la indicación horaria podía leerse en una generosa subesfera situada entre las diez y las once.

En el Altiplano 900P, técnica y diseño son dos elementos indisociables. Por ello, para su desarrollo fue imprescindible el trabajo combinado de los ingenieros, diseñadores y relojeros de las dos manufacturas de Piaget: los talleres de La Côte-aux-Fées, donde se desarrollan los movimientos, y los de Plan-les-Oates, donde se diseñan y fabrican los relojes.

Un año después del lanzamiento de este revolucionario modelo, Piaget volvió a la estética más sobria y clásica para dotar a la colección Altiplano de su primer cronógrafo, que naturalmente fue anunciado como el cronógrafo flyback más delgado del mundo. Con una caja de 41 mm de diámetro por tan solo 8,24 de grosor, el Cronógrafo Altiplano mantenía el carácter casi minimalista propio de la colección, a pesar de la configuración tri-compax de su esfera. Curiosamente, esta no respondía la presencia de los totalizadores del cronógrafo que habitualmente acompañan al pequeño segundero —12 horas y 30 minutos—, sino a la incorporación de un segundo huso horario sobre 24 horas, otra función inédita en la colección Altiplano. Daba vida a este modelo el nuevo calibre de carga manual 883P, de solo 4,65 mm de espesor.

En 2017 se cumplían 60 años de la creación del 9P, y Piaget presentó dos modelos conmemorativos con la esfera azul y una sencilla indicación de horas y minutos (la única diferencia entre ellos era el diámetro: 38 mm el pequeño y nada menos que 43 mm el grande), junto a una serie de ediciones limitadas de la versión con horas, minutos y fecha, disponibles en tres colores diferentes: gris, azul y verde.

Además, la familia se amplió con el modelo Altiplano Tourbillon de Alta Relojería, el primer modelo ultraplano con este mecanismo de regulación de la colección regular de la marca. Como singularidad, la indicación horaria podía leerse en una subesfera situada entre las siete y las ocho, mientras que la abertura del tourbillon volante —que hacía las veces de pequeño segundero— se encontraba en la nada habitual posición de las dos horas. Por supuesto, el movimiento utilizado también era toda una novedad: el calibre de carga manual 670P, de 4,6 mm de grosor.

Versiones G0A43120 y G0A4211, respectivamente, del modelo Altiplano Ultimate Automatic, de 2018.

Dos nuevos hitos relojeros

Si podía parecer que con el modelo 900P Piaget había hecho un paso definitivo en el ámbito de los relojes ultraplanos, en 2018 la firma demostró que no tenía ni la más mínima intención de darse un respiro en la búsqueda de la máxima delgadez. Y lo hizo con dos modelos —uno de la colección regular y un prototipo presentado como un concept watch— que de nuevo hacían volar por el aire los récords vigentes.

El primero de ellos era el Altiplano Ultimate Automatic, un reloj automático de sólo 4,30 mm de espesor, diseñado bajo los mismos parámetros que el Altiplano 900P. De nuevo, caja, movimiento y esfera se fusionaban para lograr restar unos centenares de micras más al espesor del guardatiempo. El fondo de la caja volvía a servir de base para los 219 componentes ultraplanos del reloj, reducidos a la mínima expresión (algunas ruedas medían 0,12 mm de altura, casi la mitad que las de un movimiento tradicional). La inversión del calibre volvía a situar los puentes y los rodajes en el lado del reloj, creando un evidente vínculo estético con el Altiplano 900P de 2017. Otra consecuencia de esta particular arquitectura del reloj es que las agujas estaban situadas a un nivel inferior respecto a los puentes del tren de engranajes, de modo que quedaban protegidas por ellos ante la más mínima deformación del cristal de zafiro (algo habitual en todos los relojes pero que podría tener consecuencias nefastas en un modelo en el que apenas hay separación entre los distintos componentes). El elemento encargado de generar la energía para el Altiplano Ultimate Automatic era, naturalmente, un microrrotor, elaborado en oro de 22 quilates y recubierto con un PVD de color negro.

Como en todos los modelos de la firma de La Côte-aux-Fées, la extrema delgadez de los componentes del calibre no les eximía de unos acabados acordes a los principios de la alta relojería. Así, la platina —mecanizada en la misma base del reloj— estaba satinada y esmerilada, mientras que las ruedas poseían un acabado perlado o satinado soleado. Los puentes biselados, vaciados para ofrecer una mejor visión de los engranajes, también presentaban un acabado con motivo soleil.

El segundo gran hito relojero presentado por Piaget en 2018 fue el modelo Altiplano Ultimate Concept, un concept watch cuya caja tenía un espesor de 2 milímetros de diámetro. En otras palabras, el reloj entero tenía el mismo grosor que el calibre 9P que había revolucionado la relojería mecánica en 1957.

No es necesario mencionar que para lograr esta proeza técnica la firma volvió a recurrir a la fusión de los tres elementos que generalmente constituyen el reloj: caja, movimiento y fondo. Sin embargo la arquitectura del movimiento y el diseño de todos sus componentes fue totalmente rediseñada para lograr esta delgadez extra. El órgano regulador, situado a las nueve horas, estaba montado sobre un mecanismo con cojinetes que se ajustaba directamente sobre el fondo, por lo que el volante carecía de puente; el barrilete, ubicado a las seis, no tenía tapa ni tambor, y el muelle motor estaba montado sobre otro rodamiento sobre la caja. Por supuesto, el sistema de carga también había sido totalmente rediseñado e incorporaba soluciones inéditas. La clave para lograr que la extremada delgadez de los componentes del reloj no comprometiera su resistencia fue la utilización de una nueva aleación con base de cobalto que aportaba la robustez necesaria al conjunto.

Para evitar que cualquier elemento sobrepasara los 2 milímetros de espesor del reloj, convertidos en un límite simbólico, se rediseñaron sus asas e incluso se sustituyó la habitual corona cilíndrica por otra plana, totalmente integrada al lateral de la caja. En consonancia, la correa de piel de aligátor que permitía ceñirlo a la muñeca presentaba un grosor de solamente 1,1 mm y contaba con un revestimiento de kevlar y un forro de piel de becerro que la hacían más firme.

Aunque este año Piaget ha vuelto a recurrir a viejos conocidos —eso sí, con unas espectaculares esferas de meteorito—, no cabe duda de que la firma de La Côte-aux-Fées no ha dicho la última palabra en el ámbito de los relojes ultraplanos. Así pues, habrá que esperar a la siguiente edición del SIHH para descubrir qué nueva barrera es capaz de superar en este ámbito que ha dominado, como ninguna otra manufactura, durante más de seis décadas.

Montaje del cristal sobre la esfera del Altiplano Ultimate Concept, de 2018.

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