PORSCHE DESIGN: FORMA Y FUNCIÓN

En un mundo tan tradicionalista como el de la alta relojería, a menudo se tiende a minimizar las aportaciones de empresas provenientes de otros campos, y aún más si estas proceden de una región sin demasiada historia en la elaboración de guardatiempos. Sin embargo, es difícil entender la evolución estética de los cronógrafos deportivos durante los años 70 sin tener en cuenta las aportaciones de Porsche Design y, más concretamente, de su fundador, Ferdinand Alexander “Butzi” Porsche.

Nacido en Stuttgart en 1935, en el seno de una familia estrechamente ligada al mundo de la automoción —su abuelo fue el fundador de las casas Porsche y Volkswagen—, Ferdinand Alexander dirigió su formación hacia el mundo del diseño, y en 1958 ingresó en la empresa familiar. Su obra maestra en este ámbito, sin duda, fue el Porsche 911, de 1963, que se convertiría en todo un icono entre los vehículos deportivos.

En 1970, en el contexto de una importante remodelación en el grupo de empresas familiar, “Butzi” tuvo que abandonar su cargo de Jefe de Diseño en Porsche AG, aunque mantuvo su puesto en el consejo supervisor de la firma. Dos años más tarde, empujado por su necesidad de seguir creando, decidió fundar su propio estudio de diseño, con sede en Stuttgart, al que bautizó con el nombre “Porsche Design”.

El primer diseño que salió del estudio fue, curiosamente, un guardatiempo. Y no uno cualquiera, sino un cronógrafo deportivo que pasaría a la historia como el primer reloj íntegramente negro de la historia. Fabricado por la firma suiza Orfina, el Chronograph 1 lucía una caja de acero tratado con un revestimiento PVD negro, igual que el brazalete. Igualmente negra, con las grafías y las agujas blancas para garantizar la máxima legibilidad de las indicaciones, la esfera se inspiraba en los indicadores de los cuadros de mandos de los coches deportivos Porsche.

Traslado a Austria

Tras el éxito obtenido con el Chronograph 1, el estudio Porsche Design siguió desarrollando todo tipo de productos, desde gafas hasta instrumentos de escritura, siempre respetando los principios funcionalistas de la escuela Bauhaus, que el propio Ferdinand Alexander sintetizó con la frase “si analizas la función de un objeto, a menudo la forma se hace obvia”.

En 1974, Ferdinand Alexander Porsche decidió trasladar la sede del estudio a la idílica localidad alpina de Zell am See, en Austria, donde la familia poseía una imponente residencia desde 1941.

Los frutos de la colaboración entre Porsche Design y la firma suiza Orfina fueron, principalmente, variaciones del cronógrafo de 1972. Entre ellas destaca el denominado “Military Chronograph”, equipado con el calibre Lemania 5100, que incorporaba la indicación de un segundo huso horario mediante una cuarta aguja central. Aunque en un principio estaba destinado al gran público, el Military Chronograph fue utilizado por las fuerzas armadas de varios países, entre los cuales, la República Federal de Alemania.

Modelo Chronograph 1, de 1972, el primer reloj íntegramente negro de la historia.

Modelo Kompassuhr, de 1978, con una brújula en su interior.

La era IWC

Tras seis años de colaboración con Orfina, en 1978 Ferdinand Alexander Porsche decidió apostar por la firma IWC Schaffhausen, que estaba buscando nuevas fórmulas que le permitieran hacer frente a la crisis que afectaba a toda la industria relojera suiza, y firmó con ella un acuerdo de colaboración de 20 años.

Muy pronto la alianza demostró ser un acierto para ambas firmas. Igual que había sucedido con Orfina, la primera pieza de Porsche Design producida por IWC fue todo un éxito comercial. Sin embargo, su producción fue todo un reto para la manufactura de Schaffhausen, ya que contenía en su interior una brújula, toda una primicia en la relojería mecánica. Para la elaboración del modelo Kompassuhr (referencia 3510) fue necesario crear una caja de dos cuerpos, unidos por una bisagra. El superior albergaba el movimiento —el calibre automático IWC 375, elaborado con materiales antimagnéticos para que no influyera sobre la brújula— y la esfera del reloj, mientras que el inferior alojaba la brújula de precisión en un compartimiento lleno de líquido. Para elaborar la caja y el brazalete se optó por el aluminio, anodizado y revestido con un PVD de color negro o verde caqui.

Elegante y deportivo, el modelo encajaba perfectamente en los principios del diseño funcionalista. La esfera, negra o verde caqui según la versión, contaba con unos sencillos índices —más largos y gruesos, los relativos a los puntos horarios— y una discreta ventana de la fecha, y tenía como único elemento decorativo dos franjas que la cruzaban, de las doce a las seis y de las tres a las nueve, formando una cruz. En la misma línea, el brazalete estaba formado por unos eslabones planos de forma rectangular que le conferían un aspecto moderno y deportivo.

En 1980, Porsche Design e IWC Schaffhausen volvieron a revolucionar el mundo de la relojería con el lanzamiento del modelo Titan Chronograph (referencia 3700), el primer cronógrafo con la caja y el brazalete íntegramente elaborados en titanio.

Muy apreciado hoy por su óptimo equilibrio entre dureza y ligereza, así como por sus cualidades antimagnéticas e hipoalergénicas y por su resistencia a la corrosión, el titanio era entonces un material prácticamente inédito en el ámbito de la relojería, principalmente por su coste y porque era extremadamente difícil de trabajar. Sin embargo, la creación de nuevas herramientas y la implementación de innovadores métodos de trabajo por parte de los profesionales de IWC Schaffhausen permitieron materializar el minimalista diseño de Porsche.

Llevando un paso más allá los conceptos que Porsche Design había ensayado en los modelos anteriores, el Titan Chronograph se caracterizaba por sus líneas extremadamente puras. Los pulsadores del cronógrafo estaban integrados en la caja y la discreta corona apenas se asomaba en el lateral de la carrura. De nuevo, el brazalete integrado estaba formado por eslabones rectangulares y contaba con un cierre desplegable invisible. La esfera recuperaba la estética y el cromatismo del cronógrafo de 1972, e incluso contaba con una escala de taquímetro en el círculo exterior.

En 1983, IWC lanzó otro de sus modelos más icónicos: el Porsche Design Ocean 2000, un reloj de submarinismo resistente al agua hasta 2.000 metros (el record de hermeticidad de un reloj en ese momento), que fue realizado por encargo y según las especificaciones técnicas de la marina de la República Federal Alemana.

Elaborada en titanio, la caja de 42 mm del Ocean 2000 partía de las líneas puras y geométricas del Kompassuhr para evolucionar hacia unas formas más orgánicas y redondeadas. El bisel giratorio presentaba seis grandes hendiduras —diseñadas para facilitar su manipulación— que le conferían una singular forma de engranaje, mientras que la esfera era de color negro y representaba, de nuevo, un ejemplo perfecto de diseño funcionalista, con los índices horarios integrados en la minutería y tres sencillas agujas de bastón en el centro. La fecha podía leerse en una discreta ventana situada a las tres.

El Ocean 2000 de uso militar, reconocible por el color naranja de la aguja de minutos y por utilizar una correa de tela —además de por la presencia de la palabra “Bund”, abreviación de “Bundeswehr”, grabada en el fondo—, fue producido en tres versiones distintas: una con movimiento de cuarzo, una dotada de un calibre automático estándar y una tercera, destinada a los submarinistas encargados de retirar las minas del fondo del mar, que contaba con un calibre automático completamente modificado para hacerlo inmune a los campos magnéticos. La versión civil, por su parte, contaba con un deportivo brazalete de eslabones rectangulares ligeramente redondeados, aunque se ofrecía con una correa adicional de submarinismo de tela con cierre de velcro.

Además del Ocean 2000, IWC comercializó también el modelo Ocean 500, con una caja significativamente más pequeña (34 mm) que “solamente” era resistente al agua hasta una profundidad de 500 metros.

En 1985, vio la luz una nueva versión del Kompassuhr (la referencia 3351), con caja de aluminio revestida de negro y una curiosa indicación de fases lunares mediante una ventana circular situada a las doce.

La colaboración entre IWC Schaffhausen y el estudio Porsche Design continuaría a lo largo de más de una década con colecciones como Ultra Sportivo o Sportivo 02, dos ejemplos de relojes que llevaban al extremo conceptos como la pureza de líneas o la sobriedad decorativa.

Modelo Titan Chronograph, de 1980, el primer cronógrafo íntegramente elaborado en titanio.

Modelo Ocean 2000, de 1983.

Nueva etapa con Eterna

En mayo de 1998, después de dos décadas de exitosa colaboración, expiró el contrato entre IWC y Porsche Design, y ambas firmas decidieron tomar caminos separados. Esta situación, sin embargo, ya estaba más que prevista por parte de la familia Porsche, que dos años antes había adquirido la histórica manufactura suiza Eterna.

Circunstancialmente, la firma de Grenchen se estrenó con un modelo que representaba todo un viaje al pasado, ya que no era otro que el cronógrafo original de 1972, con caja de acero cromado negro, que se comercializó en una edición limitada a 1.998 ejemplares, que fueron rápidamente vendidos.

Tal como había sucedido dos décadas antes, los nuevos diseños de Porsche Design se mantuvieron fieles a los principios de funcionalidad, legibilidad e innovación tecnológica, con una estética que hacía evidente su relación con la casa automovilística de Stuttgart. Un buen ejemplo de ello es el modelo P10 (referencia 6602), que combinaba una caja de líneas puras con una esfera que recordaba poderosamente a la del célebre Kompassuhr y el brazalete de eslabones rectangulares tan característico de la marca.

Junto al modelo con indicación de tres agujas, Eterna lanzó dos versiones del reloj con función de cronógrafo: el P10 Titan Chronograph (referencia 6500), con un bisel visiblemente inspirado en el del célebre Ocean 2000, y el P10 Chronograph (referencia 6605), con un bisel liso y fijo que servía de base para una escala de taquímetro. En ambos casos, la esfera del reloj recuperaba el color negro de sus célebres precedentes, así como su estructura tricompax, con una doble ventana a las tres para la indicación del día de la semana y la fecha.
Al mismo tiempo que salían de la manufactura de Eterna modelos claramente continuadores de las creaciones anteriores del estudio, sus profesionales empezaban a trabajar en un proyecto que representaría otra pequeña revolución para Porsche Design, tanto desde el punto de vista estético como desde el técnico. Estamos hablando del modelo Indicator, un cronógrafo automático con totalización digital de horas y minutos que ofrecía una imagen ciertamente rompedora en el contexto de la marca.

Fruto de tres años de desarrollo, el Porsche Design Indicator (P´6910) contaba con el movimiento de serie con más componentes del momento. Y es que el calibre ETA que servía como base fue modificado hasta duplicar sus 400 componentes originales para lograr la indicación digital de las horas y los minutos del cronógrafo mediante discos giratorios superpuestos.

El diseño del reloj involucraba unos grandes índices y numerales horarios luminiscentes, aplicados sobre una superficie con decoración de panal. Las ventanas relativas a la totalización de 10 horas y 60 minutos del cronógrafo estaban situadas a las tres, mientras que el pequeño segundero horario fue ubicado a las nueve y un colorido indicador de la reserva de marcha ocupaba la posición del numeral correspondiente a las seis. Resultaba especialmente curioso el diseño de las grandes agujas de horas y minutos, caladas y parcialmente revestidas de material luminiscente, así como el del calibre, cuyo rotor se inspiraba en las llantas del Carrera GT.

Aunque la popularidad del Indicator se vio siempre lastrada por su precio desorbitado, su estética daría pie a otros grandes diseños, como el cronógrafo à rattrapante P’6920 (2009) o el cronógrafo P’6930’s (2010), ambos, equipados con un calibre Valjoux 7750.

En 2006, los diseñadores de Porsche Design se inspiraron en los tableros de mandos de los superdeportivos Porsche para crear la línea Dashboard, una colección de cronógrafos diseñados para proporcionar una perfecta visibilidad de todas las informaciones. El rotor de los modelos automáticos se basaba en el volante de los coches de la firma alemana.

Un año más tarde, Eterna volvió a demostrar su capacidad técnica con el lanzamiento del modelo Worldtimer P´6750, un reloj que aplicaba el principio de máxima funcionalidad a la complicación de hora mundial. El reloj ofrecía la hora local mediante tres agujas centrales y la de referencia, sobre 24 horas, en una pequeña ventana vertical situada a las nueve. La ciudad de referencia aparecía en otra ventana a las tres. Gracias al módulo diseñado por los ingenieros de la manufactura —integrado en el calibre ETA Valgranges A 07 111—, el ajuste del segundo huso horario se realizaba con extrema facilidad mediante una corona situada a las dos horas. Un pulsador integrado en dicha corona permitía pasar instantáneamente la hora de referencia a las agujas centrales. Estéticamente, el Worldtimer P´6750 destacaba por la pureza de líneas de su caja —un cilindro rematado por unas asas trapezoidales de una sola pieza— y de su esfera, dotada de grandes numerales horarios con la tipografía propia del logotipo de Porsche.

La mano de Eterna era perfectamente visible en el Diver P’6780, de 2010, un reloj de submarinismo hermético hasta 1.000 metros gracias a una jaula que protegía la caja de la entrada de agua, a la vez que impedía que un golpe involuntario a la corona pudiera provocar el giro del bisel interno de submarinismo. Un sistema idéntico había sido utilizado dos años antes en el modelo KonTiki Diver de la firma de Grenchen.

En 2011, Porsche Beteiligungen GmbH vendió la firma Eterna a la compañía International Volant Limited, perteneciente al grupo China Haidian, en lo que podía interpretarse como un primer paso hacia la futura disolución de la alianza entre la marca relojera y el estudio de diseño.

No obstante, esta continuaba vigente un año más tarde, cuando Porsche Design celebró su 40º aniversario con el lanzamiento de un lujoso estuche que incluía una reedición de sus tres obras más icónicas: el Chronograph 1 (P’6510), el Kompassuhr (P’6520) y el Titan Chronograph (P’6530).

Por desgracia, ese mismo año moría a los 76 años Ferdinand A. Porsche, fundador y verdadera alma mater del estudio de diseño (a pesar de que llevaba ya siete años retirado de la vida profesional por culpa de sus problemas de salud). Con su muerte, Porsche Design perdía la figura que, directa o indirectamente, había marcado las líneas de sus creaciones a lo largo de cuatro décadas.

La última creación significativa de la era Eterna de Porsche Design fue, seguramente, el World Traveler Watch (P’6752), que recuperaba la icónica caja del Worldtimer (P´6750), lanzado seis años antes. Este modelo, sin embargo, sustituía la indicación de horas del mundo por una más sencilla función GMT mediante una cuarta aguja central.

Modelo Indicator, de 2004, con totalización digital de horas y minutos.

Modelo Worldtimer P’6750, de 2007.

Un nuevo comienzo

En 2014, finalmente, Eterna y Porsche Design anunciaron la rescisión del contrato que los unía, y el estudio de diseño estuvo en condiciones de emprender una nueva aventura comercial. En esta ocasión, sin embargo, los responsables de la firma no tenían intención de buscar un nuevo colaborador estable en el mercado relojero suizo, sino que habían trazado un plan mucho más ambicioso: fabricar sus propios modelos. Con ese objetivo crearon la filial Porsche Design Timepieces AG —con sede en la ciudad suiza de Solothurn—, que se encargaría a partir de ese momento de la fabricación de los guardatiempos diseñados por el estudio de Zell am See.

Modelo Diver P’6780, de 2010, con su particular caja doble.

Modelo Timepiece No. 1 Limited Edition, de 2014, reloj inaugural de Porsche Design Timepieces.

Los fans de los relojes Porsche Design no tuvieron que esperar mucho tiempo para conocer el primer guardatiempo de esta nueva etapa, ya que a finales de ese mismo año la marca presentó oficialmente el modelo Timepiece No.1 Limited Edition, un cronógrafo deportivo cuya estética recogía toda la herencia de Porsche Design.

Comercializado en una edición limitada a 500 ejemplares, el Timepiece No. 1 Limited Edition contaba con una caja de titanio con revestimiento de PVD negro, en la mejor tradición de la marca. La esfera, también negra, contaba con la estructura tricompax propia del calibre ETA 7750 y bebía de diseños históricos de Ferdinand A. Porsche como el Chronograph N. 1 o el Titan Chronograph. Los contadores del cronógrafo presentaban un guilloché de círculos concéntricos, mientras que la aguja central de segundos ofrecía el único toque de color —rojo— al conjunto. Junto al Timepiece No.1 Limited Edition se lanzó el modelo Chronograph Titanium Limited Edition, el cual, a pesar de contar con una denominación propia, compartía todas las características técnicas y estéticas de su hermano gemelo excepto el revestimiento negro de la caja.

Con sus dos primeras creaciones, Porsche Design insinuaba una de las características centrales de sus futuras creaciones: todas ellas cuentan con una caja elaborada en titanio, a menudo recubierto con un PVD negro. Sin duda, un guiño los guardatiempos con los que contribuyó a cambiar la historia de la relojería en los años 70 y 80.

Modelo Monobloc Actuator GMT-Chronotimer, de 2017.

Primeras colecciones

El reloj inaugural fue el núcleo alrededor del cual se forjó la primera colección regular de Porsche Design como firma relojera, que fue presentada un año más tarde con el nombre de Chronotimer Series 1 (más tarde, el término “Chronotimer” se aplicaría a todos los cronógrafos de la firma).

Con su segunda colección, denominada “1919” en honor al año de fundación de la escuela Bauhaus, que tanto influyó en la manera de entender el diseño de Ferdinand A. Porsche, la firma relojera recuperó la estética más purista y funcional. En esta ocasión, el reloj que sirvió de inspiración a los diseñadores de la firma fue el Worldtimer P´6750, de 2007, del cual tomaron la forma de la caja, así como la estética limpia y simple de la esfera.

La colección se inauguró con dos modelos: el Datetimer, con indicación de tres agujas y una ventana de fecha a las cuatro horas, y el Globetimer, con función GMT, que era un claro heredero del World Traveler Watch P’6752 de 2013. Ambos estaban equipados con calibres Sellita y destacaban por una esfera moderna, organizada a partir de círculos concéntricos.

La línea 1919 fue también la protagonista de las novedades de la marca en 2016, con el nacimiento de dos nuevos modelos: el Datetimer Eternity, que presentaba un diseño de esfera más diáfano y minimalista, y el Chronotimer, con función de cronómetro.

Modelo Chronotimer Flyback Special Edition, de 2018.

Modelo 1919 Globetimer UTC All Titanium & Blue, de 2019.

2017 fue un año de grandes novedades para Porsche Design. Una de las más importantes fue el lanzamiento del modelo Monobloc Actuator, un cronógrafo con GMT dotado de una revolucionaria caja que carecía de los clásicos pulsadores laterales, sustituidos por un interruptor basculante totalmente integrado en la carrura, menos expuesto a posibles golpes. En este sentido, el reloj tomaba como referencia el mítico Titan Chronograph de 1980, que ya contaba con unos pulsadores integrados.

Por otra parte, la marca también presentó el primer movimiento íntegramente diseñado y fabricado en su manufactura de Solothurn. Fruto de tres años de desarrollo —en los que los ingenieros y diseñadores de la casa contaron con la colaboración de los profesionales de Porsche—, el calibre Werk.01 200 es un mecanismo automático con función de cronógrafo flyback que late con una frecuencia de 28.800 alternancias por hora y ofrece una reserva de marcha de 48 h. En su versión primigenia, generaba la energía mediante un rotor central parcialmente fabricado en tungsteno, cuyo diseño imitaba las llantas del Porsche 911 Turbo S. ¿La razón? El modelo con el que se inauguró el nuevo calibre fue el Chronotimer 911 Turbo S, un guardatiempo realizado exclusivamente para los compradores del citado coche deportivo.

Al año siguiente, este primer calibre de manufactura entró en la colección regular de la mano de modelos como el 1919 Chronotimer Flyback Brown & Leather. Además del flamante movimiento, el modelo presentaba un nuevo diseño de esfera con detalles curiosos como la presencia de un indicador de marcha en lugar del habitual segundero horario.

Con solo cinco años funcionando íntegramente como una firma relojera ortodoxa, Porsche Design ha demostrado que mantiene intactos los principios fundacionales del estudio fundado en 1972 por el profesor Ferdinand Alexander Porsche, y ha estrechado aún más el vínculo de más de cuatro décadas con la célebre constructora de automóviles de lujo, por lo que no es temerario augurarle un futuro brillante en un mundo, el de la relojería, que en el último lustro parece haber reencontrado el gusto por la simplicidad, la funcionalidad y la pureza de líneas.

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