URWERK UR-111C
Los dos modelos del UR-111C, con la caja de acero pulido y con acabado gunmetal, respectivamente.
Desde el lanzamiento de su primera pieza en 1997, la firma relojera independiente Urwerk se ha caracterizado por combinar una estética de vanguardia, influenciada por el mundo de la ciencia ficción, y un carácter innovador que se refleja, sobre todo, en su particular manera de mostrarnos la hora.
Aunque la verdadera marca de fábrica de la compañía fundada por el relojero Felix Baumgartner y el diseñador Martin Frei es un singular sistema de indicación horaria satelital que ha sido objeto de múltiples evoluciones a lo largo de sus más de veinte años de historia, Urwerk ha optado también por otras soluciones igualmente revolucionarias en algunos de los denominados “Special Projects” que complementan su colección.
Este es el caso del nuevo modelo UR-111C, presentado el pasado septiembre en Singapur, que ha supuesto un importante reto técnico para los 17 miembros que conforman el equipo de Urwerk. Fiel a la estética futurista que caracteriza la marca, el reloj ofrece una simple información de horas, minutos y segundos. Sin embargo, todas las indicaciones tienen, por sí mismas, un nivel de complejidad técnica al alcance de pocas manufacturas.
El elemento distintivo de esta nueva creación de Urwerk es, sin duda, el espectacular indicador lineal de minutos que ocupa la parte inferior central de la caja. Igual que había hecho anteriormente con el modelo UR-CC1 King Cobra, otro de sus “proyectos especiales”, la firma de Zurich ha utilizado un gran cilindro giratorio dotado de un marcador en espiral color flúor. A medida que el cilindro rota, el observador percibe la espiral como una línea que avanza por la abertura longitudinal de la escala de minutos.
Tras completar, el cilindro, una rotación de 300 grados —los necesarios para que el marcador alcance el índice correspondiente a los 60 minutos—, un muelle espiral situado en su interior lo impulsa para que complete los 60 grados restantes, de modo que el marcador de minutos vuelve a situarse en el punto inicial, por lo que visualmente funciona como una indicación retrógrada.
Tal vez, la diferencia más evidente entre este indicador y su predecesor, fruto de más de tres años de investigación y desarrollo, es de carácter visual: en dicho guardatiempo, el cilindro giratorio era más largo y estrecho, y estaba pintado con una serie de finas líneas paralelas de color flúor, de modo que la zona coloreada (con rayas diagonales verde flúor sobre fondo negro) iba ocupando progresivamente toda la extensión de la escala correspondiente a los minutos ya superados; en el UR-111C, en cambio, encontramos una única línea color verde flúor que recorre el cilindro en espiral, flanqueada por una serie de aberturas decorativas en troquel, paralelas a ella, que dejan entrever el muelle situado en su interior.
Para permitir que el indicador tenga un recorrido más largo (hay que recordar que este cilindro es significativamente más ancho y corto que el del UR-CC1 King Cobra), la abertura de la escala de minutos se ha ubicado oblicuamente, de modo que prácticamente presenta un ángulo de 90 grados respecto al marcador. A pesar del espacio ganado con esta peculiar disposición, la escala no está dividida en 60 unidades sino que presenta, solamente, un índice —y su correspondiente cifra— cada cinco unidades. Ello, sin embargo, no supone ningún inconveniente, ya que la información de horas y minutos puede leerse, de forma más cómoda, en unos conos truncados giratorios situados en los extremos del cilindro: el de la izquierda ofrece la información horaria de forma precisa realizando un salto cada hora, impulsado por el muelle del interior del rodillo; el de la derecha, por su parte, indica el paso de los minutos con un movimiento continuo. En ambos casos, un marcador fijo permite una lectura inequívoca de la información.
El Urwerk UR-111C parcialmente desmontado.
Este formato digital —que en cierto modo puede recordarnos algunas de las creaciones de Maximilian Büsser, amigo y colega de Frei y Baumgartner— es toda una primicia para la firma de Zúrich, célebre por sus mecanismos satelitales y no es menos innovador el sistema elegido para ofrecer la indicación de segundos. Para completar la información horaria, Urwerk ha creado un singular segundero digital formado por dos estrellas de seis brazos, en cuyos extremos se han montado unos numerales en esqueleto: “05”, “15”, “25”, “35”, “45” y “55” en una, y “10”, “20”, “30”, “40”, “50” y “60” en la otra. Al girar ambas estrellas en sentido opuesto —están montadas sobre sendas ruedas dentadas, engranadas entre sí—, los numerales de sus brazos se van intercalando en el punto de intersección entre las ruedas.
Sin embargo, lo que hace tan especial esta indicación de segundos es el sistema elegido para trasladar la imagen de los numerales al exterior: un denso conjunto de fibras ópticas alineadas con precisión, situado apenas una décima de milímetro por encima de los numerales, hace que el observador los perciba como si estuvieran mucho más cerca.
Este particular segundero es visible en la parte superior de la caja, a través de una gran ventana de cristal de zafiro con revestimiento antirreflejos
Detalle del montaje de la caja del Urwerk UR-111C sobre el movimiento.
Innovador sistema de carga
El carácter vanguardista del UR-111C no se limita al sistema de indicación horaria. En esta ocasión, la firma independiente suiza ha buscado innovar también en el sistema de carga y puesta en hora del reloj, renunciando a la clásica corona que había utilizado en todos sus modelos anteriores. El mecanismo elegido para sustituirla es un largo cilindro parcialmente integrado en la superficie superior de la caja y dotado de unas ranuras longitudinales que facilitan su manejo con el pulgar. El giro de este cilindro sirve tanto para armar el muelle real —a pesar de que el movimiento también está dotado de un microrrotor— como para ajustar los diferentes indicadores. Para determinar sobre qué mecanismo debe actuar el cilindro, los ingenieros de Urwerk han incorporado una palanca en el lateral derecho de la carrura: al abrirla —el equivalente a una extracción de la corona—, el usuario puede hacer avanzar o retroceder los diferentes indicadores girando el rodillo en un sentido u otro.
Para dar vida al reloj, Urwerk ha optado por un movimiento mecánico de carga automática con sistema de parada de la rueda de segundos para una puesta en hora más precisa. Genera la energía mediante un microrrotor y tiene una reserva de marcha de 48 horas. El órgano regulador late con una frecuencia de 28.800 alternancias por hora, equivalentes a 4 Hz.
La complejidad formal del calibre —evidenciada por la presencia de 37 rubíes o de los engranajes cónicos encargados de transformar el movimiento horizontal en vertical— tiene su correspondencia en la caja diseñada por Martin Frei, de 42 mm de ancho por 46 de largo y 15 de espesor. Fiel a la estética futurista de la marca, está elaborada en acero y presenta una estructura de tres cuerpos, con dos laterales simétricos —excepto por la presencia de la palanca en uno de ellos— y una gran pieza central que incluye tanto el frontal como el fondo del reloj.
Los cuerpos laterales son lisos y están rematados por unas grandes ventanas curvas de cristal de zafiro que ofrecen una visión panorámica de los conos truncados (unas piezas metálicas intermedias con forma de reja hacen que solo veamos íntegramente los numerales correspondientes a la hora y el minuto en curso). El cuerpo central, por su parte, contiene dos grandes ventanas de cristal de zafiro: una marcadamente curva, siguiendo la forma del cilindro de minutos, y la otra rectangular (con un sutil ensanchamiento en la zona central de los lados largos), situada encima del segundero. En todos los casos, el cristal de zafiro ha recibido un tratamiento antirreflejos para garantizar la perfecta lectura de las informaciones horarias.
Este nivel de complejidad también se refleja en los acabados de la caja, ya que combina superficies arenadas, granalladas, pulidas y satinadas (un simple tornillo puede recibir cualquiera de estos acabados dependiendo de su ubicación). La cara superior y el fondo, además, destacan por la presencia de unas franjas paralelas en bajorrelieve flanqueando la zona central, satinada.
La disposición de la caja en tres cuerpos, obligada por las características del propio movimiento, convierte el montaje del reloj en todo un reto para los relojeros de la firma: el calibre, con sus complicados sistemas de transmisión y el sistema de carga, tiene que ser delicadamente introducido por la abertura lateral de la caja, antes de colocar los elementos del sistema de carga y cerrar el conjunto con las dos piezas laterales.
Urwerk fabricará 50 unidades del UR-111C: 25 con la caja de acero pulido y 25 más con un acabado gunmetal. En la versión de acero, el reloj se ciñe a la muñeca con una sorprendentemente clásica correa de piel de aligátor, mientras que para la versión con acabado color plomo se ha optado por una más deportiva correa de tela negra.