VACHERON CONSTANTIN

HISTORIQUES CORNES DE VACHE 1955

ACERO DE ALTA RELOJERÍA

Por Ernest Valls

Vacheron Constantin presentó el pasado mes de septiembre una nueva versión de su célebre cronógrafo Cornes de Vache, de 1955. La novedad de este modelo se centra en el material utilizado en su caja: el acero. La alta relojería ya no vive solo de materiales nobles.

Satisfacer a los entusiastas incondicionales de la relojería tradicional es sencillo para una marca como Vacheron Constantin, la más longeva del panorama relojero actual, con una producción ininterrumpida desde 1755. De hecho, la firma ginebrina tiene una colección dedicada de forma exclusiva a fomentar su patrimonio histórico. Nos referimos a la colección Historiques, un homenaje a las piezas que han dejado huella en la marca y que han conseguido colocar a Vacheron Constantin entre las grandes Damas de la Alta Relojería.

La nueva etapa que ha afrontado la relojería mecánica después de la travesía en el desierto a la que la relegó la crisis del cuarzo, parecía que estaba llamada a ser un continuo de novedades en un intento de ir más allá de los cánones clásicos y tradicionales. No hay ninguna duda de que la innovación, tanto en aspectos mecánicos como en el uso de nuevos materiales, es necesaria para avanzar y no volver a repetir errores del pasado, ni de que las marcas independientes con modelos singulares y con arquitecturas 3D tienen su lugar y su público. Sin embargo, no es menos cierto que hay un nutrido grupo de aficionados y entusiastas de la relojería que siguen buscando aquella pieza que vieron a sus padres o a sus abuelos. Piezas que marcaron una época y que transmitían los mismos valores que la mayoría hemos otorgado a nuestros mayores que las llevaban. Para ellos, los nuevos modelos no son suficientes, aunque vengan avalados por firmas de contrastado arraigo relojero.

Bien porque las marcas han tomado buena nota de ello o bien porque en momentos de crisis volver a los clásicos es un acierto seguro, estamos viviendo un auge de modelos inspirados en piezas de antaño, a la vez que se recobra el gusto por la estética vintage. Incluso hay marcas que, tras aumentar el tamaño de sus modelos más allá de los 40 milímetros de diámetro, contagiados por la moda, han vuelto a reducir el tamaño de esos mismos modelos para adecuarlos a la estética vintage y desmarcarse de los modelos contemporáneos.

Uno de esos ejemplos lo tenemos en el Historiques Cornes de Vache 1955 que Vacheron Constantin presentó el pasado mes de septiembre, con la novedad de ofrecerlo con caja de acero.

No es la primera vez que la firma ginebrina hace una reedición de este modelo; la primera vez fue en 2015, cuando se presentó con caja de platino, y en 2016 se presentó una segunda versión en oro rosa.

La peculiar denominación de este modelo le viene de la sinuosa forma de las asas, que recuerda a los cuernos de una vaca. Aunque no se indica en su nombre oficial, el Historiques Cornes de Vache 1955 es un cronógrafo bicompax, con dos pulsadores y de carga manual. Como se puede apreciar en la fotografía del modelo antiguo —la referencia 6087 de Vacheron Constantin—, las similitudes estéticas son suficientes para aquellos aficionados que gusten de un modelo histórico y emblemático, sin que por ello tengan que renunciar a detalles actuales como el fondo transparente, que permite ver el delicado movimiento de cronógrafo que late en su interior.

Nueva versión, en caja de acero, del modelo Historiques Cornes de Vache 1955, presentada el pasado mes de septiembre.

El acero y la alta relojería

Según los cánones tradicionales y clásicos, el acero no es un material bien visto en la alta relojería. Salvo honrosas excepciones que han demostrado ser un acierto indiscutible, como el Royal Oak de Audemars Piguet o el Nautilus de Patek Philippe, por citar dos ejemplos ampliamente reconocidos, el acero no es habitual en las colecciones de alta relojería. Sin embargo, esta premisa está en proceso de cambio en los últimos tiempos, y no son pocas las marcas que dotan a sus colecciones de alta gama de modelos con la caja realizada con dicho material. Sin ir más lejos, Vacheron Constantin presentó el pasado año en el Salón Internacional de la Alta Relojería (SIHH) su colección FiftySix, de corte totalmente clásico, con cajas de acero. Quizá con la intención de ofrecer un precio más competitivo —en el caso del Historiques Cornes de Vache 1955 de acero, su precio es de 41.900 €, mientras que la versión con caja de oro rosa sube hasta los 56.500 €—, en aras de llegar a un segmento de público que valora más el contenido que no continente, o bien para marcar distancias con lo tradicional y aportar un toque más moderno y contemporáneo, el caso es que el acero está cada vez más presente en las colecciones de alta relojería, y tiene la pinta que tendrá un largo recorrido.

El Historiques Cornes de Vache 1955 tiene un tamaño de caja de apenas 38,5 milímetros de diámetro, que casa perfectamente con los cánones de la elegancia y el estilismo clásico (si bien ha sufrido un más que notable aumento respecto a la referencia original 6087, que tenía 35 milímetros). El grosor de 10,9 milímetros es correcto para un reloj con funciones de cronógrafo. La estructura de la caja es la clásica con tres cuerpos: bisel, carrura y fondo. El bisel es ancho y de forma cóncava, lo que lleva a dulcificar el contorno recto de la carrura y encaja con las sinuosas formas de las asas que recuerdan a los cuernos de una vaca. Tanto el bisel como la carrura tienen un acabado de pulido a espejo. La forma de los pulsadores de las funciones del cronógrafo respeta la del modelo original: cilíndrica, con la cabeza más ancha en forma de botón. La corona, de dimensiones acordes a las de los pulsadores y la carrura, presenta un delicado estriado, y en el frontal, ligeramente abombado, se puede apreciar el grabado de la cruz de Malta, santo y seña de la firma ginebrina. El mayor toque de contemporaneidad de la caja radica en el fondo, de tipo roscado, que incorpora un cristal de zafiro transparente —el modelo original tiene el fondo ciego y a presión— que permite apreciar en todo su esplendor el calibre que late en el interior. El conjunto de la caja tiene una hermeticidad de 30 metros, más que suficiente para un uso habitual (permite lavarse las manos sin miedo a pequeñas salpicaduras).

Modelo primigenio Cornes de Vache de 1955, con la referencia 6087.

Esfera bicompax

La esfera tiene una tradicional disposición bicompax de las esferas auxiliares. La situada a las tres horas muestra los segundos horarios, mientras que la situada a las nueve horas incorpora el contador de treinta minutos del cronógrafo. Ambas subesferas están situadas a un nivel ligeramente inferior a la principal y tienen una decoración guilloché de círculos concéntricos. Con ello se logra una mayor profundidad y relieve al conjunto de la esfera, enfatizado por las generosas dimensiones de ambos contadores. Cada esfera auxiliar dispone de una minutería de tipo ferrocarril en su borde exterior, con numerales impresos con un trazo limpio y sencillo.

La esfera, de color gris opalino, presenta un acabado aterciopelado. Sobre ella se han aplicado los índices horarios, realizados en oro blanco de 18 quilates. Los correspondientes a las doce y a las seis horas son numerales romanos, mientras que el resto son de tipo bastón y adaptan su longitud para no interferir con las esferas auxiliares del cronógrafo (llegando incluso a desaparecer, los relativos a las tres y nueve horas). A las doce horas se puede apreciar la cruz de Malta —seña distintiva de la firma ginebrina—, realizada con el mismo material que los índices horarios. Como es habitual, debajo del logotipo se encuentra, impreso en tinta negra, el nombre de la marca y su ciudad de origen.

El borde exterior de la esfera dispone de dos anillos: el situado más hacia el interior, con un color más claro que el resto de la superficie de la esfera, incorpora una minutería para la lectura de los segundos de la función del cronógrafo. En esta escala se han impreso los numerales múltiplos de cinco segundos en un llamativo color rojo que resalta en el conjunto. Además, se puede ver que entre los índices que marcan los segundos hay dos más pequeños, lo que permite una clara lectura del 1/6 de segundo, que es la precisión que tiene el movimiento que late en el interior de la caja. Es uno de los detalles que marcan la diferencia y que demuestran el cuidado con el que se hace el diseño. En el anillo más exterior —que recobra el color de la esfera— se encuentra impresa una escala taquimétrica en base 1.000. Mediante esta escala se puede medir la generación de un evento por hora. El uso más habitual consiste en determinar la velocidad de un vehículo. Para ello se debe activar el cronógrafo al pasar por una marca quilométrica y pararlo en la siguiente. La lectura que obtengamos de la aguja trotadora —la que indica los segundos del cronógrafo— nos dará la velocidad en quilómetros por hora del vehículo.

Las agujas de horas, minutos y segundos horarios son de tipo bastón y se han realizado en oro blanco de 18 quilates, mientras que las agujas que muestran la información del cronógrafo son de acero azulado. Todas ellas son de tipo bastón, y la aguja trotadora incorpora un contrapeso con forma de espada.

Tal como puede apreciarse en la fotografía del modelo de 1955, con la referencia 6087, la similitud estética de ambos modelos da a entender que Vacheron Constantin ha pretendido hacer una edición lo más fiel posible al modelo de 1955, que es de los más buscados por los coleccionistas.

 Detalle de la esfera en la que destacan los numerales de color rojo de la minutería.

Un calibre clásico

El encargado de dar vida al Historiques Cornes de Vache 1955 es el calibre 1142. Es un movimiento basado en el calibre Lemania 2320, uno de los calibres con función de cronógrafo y remonte manual más afamados de la historia de la relojería. Para Vacheron Constantin, el 1142 es un calibre de reciente cuño que ha sido utilizado en los modelos Historiques Cornes de Vache 1955, si bien se trata de una evolución del 1140/1141 (con la misma base Lemania) que la firma ginebrina viene utilizando desde los años 90.

Es un calibre con un diseño totalmente clásico. Utiliza una rueda de pilares para la distribución de los movimientos que efectúan las diferentes palancas del mecanismo para activar las diferentes funciones del cronógrafo —activación, paro y puesta a cero—. Llama la atención la presencia de la cruz de Malta en la parte central de la rueda de pilares, un detalle de este calibre que no se ve en los anteriores. El sistema de embrague entre el rodaje horario y el rodaje del cronógrafo es de tipo horizontal.

E1 1142 es un calibre de cuerda manual, con un único barrilete que le proporciona una reserva de marcha de hasta 48 horas. Ofrece funciones de horas y minutos centrales, segundero horario, contador de segundos del cronógrafo y contador de treinta minutos del cronógrafo. El conjunto volante/espiral late a unas tranquilas y clásicas 21.600 alternancias por hora, es decir, a una frecuencia de 3 Hz, por lo que permite la medición de 1/6 de segundo de la aguja trotadora. Está compuesto por un total de 164 piezas e incorpora 21 rubíes. Para el ajuste de la variación de marcha se recurre a los diferentes tornillos de compensación situados en la llanta del volante. En esta versión se ha utilizado un sistema de protección contra los golpes de tipo Kif.

El calibre 1142 cuenta con el prestigioso punzón de Ginebra, por lo que todas las superficies han sido delicadamente decoradas y los cantos, biselados y pulidos. Además, no se encontrará ningún muelle de alambre, sino que todos se han realizado a partir de una chapa de metal, un arte complejo que ha de combinar la delgadez y la flexibilidad de la pieza sin que esta sufra una rotura en el normal uso de las diferentes funciones del cronógrafo.

Fondo transparente del Historiques Cornes de Vache 1955, a través del cual se aprecia el impresionante calibre 1142 con función de cronógrafo.

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