Locman 

Montecristo OISA 1937

Redacción

Imagen frontal del Montecristo OISA 1937, y del calibre 29-50 Cinque Ponti.

Nacida en 1986 como sociedad de servicios de diseño para grandes firmas relojeras suizas, Locman ha ido evolucionando en el tiempo hasta convertirse en una casa capaz de ofrecer sus propios modelos de alta calidad a precios considerablemente más competitivos que los de sus vecinas del norte.

En esta evolución han sido cruciales las alianzas con otras firmas del país como OISA 1937, una histórica manufactura relojera a la que contribuyó a revivir tras cuatro décadas de inactividad, y de la cual ha obtenido su savoir-faire en el desarrollo y fabricación de movimientos relojeros.

El fruto más notable de la colaboración entre ambas casas hasta el día de hoy es, sin duda, el Locman Montecristo OISA 1937, un elegante tres agujas que aúna lo mejor del diseño italiano y una mecánica de calidad.

El gran protagonista de este modelo es el calibre 29-50 Cinque Ponti, un movimiento ultraplano de carga manual proyectado originalmente por Domenico Morezzi –fundador de la Orologeria Italiana Società Azionaria– y finalmente desarrollado por los ingenieros de la renacida OISA 1937, que lo actualizaron tanto en lo relativo a la mecánica como a la estética y los materiales utilizados. Destaca por la elegancia de su diseño, estructurado alredededor de cinco puentes decorados con Côtes de Genève, que sirven para fijar y dar estabilidad tanto a los diferentes engranajes como al órgano regulador. Éste late a una poco habitual frecuencia de 25.200 alternancias por hora, correspondientes a 3,5 Hz, mientras que un solitario barrilete es capaz de almacenar energía para una autonomía de 60 horas. El calibre 29-50 Cinque Ponti, que ofrece una sencilla indicación de horas, minutos y segundos, garantiza una precisión cronométrica de +/- 10 segundos diarios.

Elaborada en acero inoxidable AISI 316OL, la caja del Montecristo OISA 1937 presenta un diámetro de 42 mm y una clásica forma de tonel, aunque con unas grandes aperturas que le confieren un aspecto muy contemporáneo y liviano. La carrura también está parcialmente calada en los laterales, mientras que el fondo –elaborado en titanio biocompatible o, en la versión más lujosa del guardatiempo, en oro de 18 k– aloja un cristal de zafiro que permite admirar el elegante diseño del calibre 29-50 Cinque Ponti. El uso de una corona roscada confiere al conjunto una hermeticidad de 100 metros, correspondientes a 10 bares de presión.

La esfera, de esmalte negro, está decorada con una representación de los cinco continentes en dos hemisferios (occidental y oriental), y un velero que simboliza el viaje como instrumento de conocimiento. Las agujas de horas y minutos presentan forma de bala, con la zona central calada y la punta revestida de material luminiscente. La trotadora de segundos curiosamente tiene un diseño similar, aunque es más larga y estrecha, y carece de recubrimiento luminiscente. En el perímetro de la esfera se ha ubicado un ancho realce que aloja unos sencillos marcadores horarios: numerales romanos en las horas cardinales, y unos sencillos índices rectangulares en el resto. La italianidad del proyecto queda patente tanto en la inclusión del nombre del país transalpino bajo el logo de la marca relojera como en la presencia de la bandera tricolor bajo el emblema de OISA 1937, la casa responsable de la creación del calibre.

Completa el reloj una elegante correa de piel de color negro que se ciñe a la muñeca con un cierre de acero.

Más información en: www.locman.it

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