Zenith
CALIBRE 135 OBSERVATOIRE EDICIÓN LIMITADA
Nacido para competir
Por Ernest Valls

Zenith rescata su calibre 135.O, nacido para competir en los concursos de cronometría, en colaboración con el artesano relojero Kari Voutilainen y la plataforma de compraventa de arte Philips en asociación con Bacs & Russo.
Una parte de la grandeza de las marcas relojeras reside, en mi opinión, en aquellas historias que todavía falta por contar de su legado. No me refiero a la moda –que bienvenida sea– de realizar nuevas versiones o reediciones de modelos históricos, con la pertinente actualización tanto estética como mecánica, sino a buscar en el desván cajas olvidadas cubiertas de polvo y descubrir que en su interior todavía tienen una gran historia por volver a ver la luz.
Zenith es experta en buscar historias perdidas en su desván. Desde estas mismas páginas explicamos que todo el utillaje de construcción del calibre El Primero estuvo a punto de desaparecer cuando la dirección de Zenith, en manos de un conglomerado empresarial estadounidense, decidió en 1975 abandonar la producción de relojes mecánicos. Suerte de la visión de Charles Vermot, quien escondió cerca de 150 prensas junto a multitud de herramientas, levas y planos en el desván de la manufactura, tras lo cual decidió tapiar la entrada para que nadie las descubriera. Gracias a ello, Zenith pudo retomar la fabricación de El Primero en la década de los 80 –una vez había vuelto a manos suizas–, que sirvió de base a no pocas marcas que no disponían de un calibre de tales características.

Kari Voutilainen, ha sido el artífice de devolver a su plenitud los extraordinarios calibres 135.O de Zenith.
En esta ocasión, la firma de Le Locle ha rescatado del “desván” 10 movimientos históricos del calibre 135.O para contar una nueva historia que pasará a engrosar el vasto legado de Zenith. La idea iniciada por Aurel Bacs y Alexandre Ghotbi de Phillips, con quienes Zenith ya había trabajado en piezas únicas y ediciones exclusivas, llevó a Phillips en asociación con Bacs & Russo a invitar al famoso relojero independiente Kari Voutilainen para que restaurase y decorase a mano ese lote de 10 movimientos Zenith calibre 135.O, todos ellos, ganadores de concursos de cronómetros de observatorio. El resultado es un cronómetro contemporáneo producido en una serie de 10 piezas y vendido exclusivamente por Phillips en asociación con Bacs & Russo.

¿Qué otros tesoros estarán ocultos tras el polvo y las estanterías del desván de la firma de Le Locle?
El nacimiento del 135
La historia del calibre 135 se inicia en 1945, cuando el entonces director técnico de Zenith, Charles Ziegler, le encarga a Ephrem Jobin el diseño de un calibre de 30 milímetros diámetro para competir en las pruebas de cronometría. Las dimensiones del calibre no eran arbitrarías: 30 milímetros era el diámetro máximo que debía tener un movimiento que quisiera participar en las pruebas de cronometría en la categoría de reloj de pulsera.
Como premisa para el diseño del 135, Ephrem Jobin partió de dos soluciones conceptuales: disponer de un volante con el máximo diámetro posible y de un barrilete que proporcionara una buena reserva de marcha. Para lograr colocar un volante con el máximo diámetro posible, recurrió al desplazamiento de la rueda de centro, que es la que conecta directamente con el barrilete (y el eje de la cual marca los minutos), de forma que apurara al máximo su diámetro. El resultado fue conseguir un volante de 14 milímetros de diámetro. Habida cuenta de que el diámetro máximo teórico sobre el papel sería de 15 milímetros (el calibre no debía sobrepasar los 30), podemos tener una idea del gran tamaño del volante.

El calibre 135.O se diferencia de la versión comercial por la ausencia de sistema antichoque en los pivotes del eje del volante y por tener una doble flecha para el ajuste de la variación de marcha.
La principal ventaja de un gran volante es que proporciona una mayor inercia al sistema y favorece la estabilidad de su marcha, con lo que mejora sus prestaciones cronométricas. Al gran tamaño del volante hemos de añadir su pausada frecuencia de oscilación de 2,5 Hz –equivalente a unas más que tranquilas 18.000 alternancias por hora–, que redunda en una buena estabilidad de la marcha. Adicionalmente, la espiral incorpora una curva terminal tipo Breguet. Esta construcción permite mejorar el isocronismo del conjunto volante/espiral; es decir, el tiempo de cada semioscilación –el tic y el tac– es idéntico. Para conseguir el isocronismo es importante que el centro de giro del conjunto volante/espiral coincida con su centro de gravedad. La curva terminal Breguet permite que la última espiral se doble por encima del resto y hacia el centro de giro, con el resultado de equilibrar el centro de gravedad del conjunto.
La mejora de la reserva de marcha tampoco es baladí. Un resorte no ofrece el mismo par de fuerza cuando está totalmente tenso –enrollado en su eje, o árbol– que cuando está destensado –desenrollado sobre su eje–. Habitualmente, el par se mantiene constante al inicio, pero desciende a medida que llega al final de la reserva de marcha. Por ese motivo, aumentar la reserva de marcha hace que se mantenga durante más tiempo esa zona en la que el muelle es capaz de mantener constante el par de entrega.

El Calibre 135 Observatoire Edicion Limitada se presenta en una elegante y clásica caja de platino con un diámetro de 38 milímetros.
El resurgir del 135.O
El calibre 135 se fabricó desde 1949 hasta 1962, en dos versiones diferentes. La comercial –el calibre 135, del que se produjeron unas 11.000 unidades– y la versión de observatorio –el calibre 135.O–, fabricada únicamente para participar en los concursos de cronometría de los observatorios de Neuchâtel, Ginebra, Kew Teddington y Besançon. Estos movimientos «O» nunca se comercializaron ni se encajaron en relojes de pulsera o de bolsillo, y atesoran más de 230 premios de cronometría. El calibre 135.O es el más premiado de todos los calibres de cronómetro de observación en la historia de la relojería.
La versión 135.O difiere ligeramente de la versión comercial 135. Una diferencia es el color dorado de puentes y platinas; otra consiste en que no tiene sistema de amortiguación de golpes de los pivotes del eje del volante –el habitual sistema de contrapivote con lira, ya sea Incabloc o Kif–, y la tercera gran diferencia consiste en el sistema de ajuste de la longitud de trabajo de la espiral, que es una raqueta de doble flecha en lugar del disco excéntrico con cuello de cisne de la versión comercial.

La esfera, decorada por Kari Voutilainen, presenta un anillo con un original “guilloché” con motivos de escamas de pez.
Los 10 movimientos elegidos para esta edición pertenecen a los años “ganadores en serie”, de 1950 a 1954, cuando el 135.O ganó el concurso cinco años seguidos, una hazaña inaudita e inigualable. El Laboratorio de Cronometría de Zenith los preparó y puso a punto para las competiciones durante todo el año, poniéndolos en manos de los célebres cronometradores de la casa Charles Fleck y René Gygax.
El trabajo de Kari Voutilainen en la restauración y el acabado de estos movimientos históricos los elevó de piezas puras de competición a creaciones de Alta Relojería del más alto nivel. Alexandre Ghotbi afirmó: “estos calibres se hicieron para las competiciones. No se hicieron para ser usados o para ser estéticamente agradables. Así que, si vamos a hacer un reloj de pulsera con este calibre legendario, ¿a quién debemos pedir que lo lleve al siguiente nivel? Inmediatamente dijimos: Kari Voutilainen. Es un maestro total”.
Calibre 135 Observatoire Edición Limitada
Fiel a su época original, el Calibre 135 Observatoire se inspira en las versiones comerciales de relojes de pulsera que incorporaban el calibre 135 en su interior. A diferencia de todo lo que se hizo en el pasado, la Edición Limitada Observatoire recibe inspiración de varias referencias de los años 50 pero combina los detalles más emblemáticos con toques contemporáneos. La caja redonda de platino, con un elegante diámetro de 38 milímetros, presenta unas asas afiladas que encajan perfectamente bajo el bisel, así como una corona dentada de gran tamaño con el moderno logotipo de la estrella de Zenith.
Bajo el cristal de zafiro, la esfera negra y ligeramente abombada de plata esterlina salida del atelier Comblémine de Kari Voutilainen presenta un motivo “guilloché” de escamas de pez en toda su superficie. Los índices horarios triangulares y los marcadores de la minutería pulidos y aplicados son de plata alemana rodiada, mientras que las agujas son de oro macizo. El contraste es una combinación de elegancia vintage y suntuosidad contemporánea. El pequeño segundero, de gran tamaño, situado a la altura de las seis horas, lleva inscrito el número de serie del movimiento, lo que denota el carácter único de cada uno de estos relojes. La esfera está firmada “Neuchâtel” en la parte inferior, ya que Zenith, Kari Voutilainen y el histórico observatorio donde el calibre 135-O compitió y ganó durante los años dorados de los concursos de cronometría tienen su sede en el cantón de Neuchâtel.

A diferencia de los modelos de la época, con fondo ciego, el Calibre 135 Observatoire dispone de un fondo transparente de zafiro que deja al descubierto el impresionante calibre que late en su interior.
Por primera vez en la historia del calibre 135 y, especialmente, en la versión «O», el movimiento es visible a través de un fondo de zafiro, con una decoración y un acabado impecables llevados a cabo por Kari Voutilainen. La estética del movimiento histórico es ahora más refinada, con bordes biselados y pulidos a mano en los puentes de color dorado, cabezas de tornillos biseladas y pulidas, graneado circular en la platina principal, cepillado acaracolado en las ruedas de la corona y el rochete, y mucho más.
Kari Voutilainen, que conservó cuidadosamente el sistema de regulación original y la puesta a punto de los movimientos de Fleck y Gygax, al tiempo que restauró y decoró los movimientos, afirmó que “las personas que trabajaban en estos movimientos eran los mejores relojeros de la época. Tenían los conocimientos necesarios para hacer las cosas con precisión. Esa precisión no desaparece después de 70 años. Nuestro deber era no modificar su trabajo”.
En perfecta consonancia con el contexto histórico de esta serie excepcional, el Calibre 135 Observatoire se entrega en una caja elaborada con madera de nogal y cierres de latón, inspirada en los contenedores que transportaban los calibres de competición de cronometría desde la Manufactura Zenith hasta el Observatorio de Neuchâtel. En su interior se encuentra un estuche de cuero en forma de libro que contiene el reloj, así como el histórico estuche de transporte original de madera para el movimiento.
El Calibre 135.O Observatoire, un esfuerzo de colaboración inédito que ha recurrido a muchos talentos y conocimientos específicos, celebra no solo el legado de Zenith como fabricante de algunos de los cronómetros más precisos conocidos por la humanidad, sino también el espíritu de la relojería artesanal de Neuchâtel y el arte de la restauración y la decoración.
Más información en: www.zenith-watches.com