Audemars Piguet
Royal Oak Doble Volante Esqueletado
DOBLE VOLANTE, DOBLE HISTORIA
Por Ernest Valls
La firma de Le Brassus viste de cerámica negra uno de sus modelos más sofisticados y emblemáticos: el Royal Oak Doble Volante Esqueletado. Al legendario nombre Royal Oak se une la deslumbrante combinación estética de la cerámica negra, la esfera ennegrecida esqueletada y el doble volante en un tono de oro rosa.

De Carlos II de Inglaterra a Gérald Genta
El Royal Oak, de Audemars Piguet, es posiblemente uno de los relojes actuales con más historias que contar. Una de las satisfacciones de poseer una pieza de alta relojería consiste en la singular historia que encierra. En algunos casos, el nombre con el que se denomina hace alusión a un hito importante de la marca. En otros, la característica que lo hace único es ser heredero de una innovación adelantada a su tiempo. O, también, llevar de la mano a un ilustre de la relojería, ya sea de tiempos pasados o contemporáneo. El Royal Oak Doble Volante Esqueletado nos explica, de forma silenciosa, todas esas historias, a la que se añadirá, con toda seguridad, la que explicarán los orgullosos dueños de esta pieza excepcional.

El nuevo Royal Oak Doble Volante Esqueletado con caja de cerámica negra.
Para conocer la historia del nombre de Royal Oak hay que remontarse a Carlos I (1600-1649), el segundo rey de la Casa Estuardo que gobernó Inglaterra, Escocia e Irlanda. Su reinado estuvo marcado por una mala relación con el Parlamento, especialmente por la insistencia del monarca en crear nuevos impuestos sin su aprobación. Al final de su reinado se sucedieron varias guerras civiles entre los partidarios reales y los parlamentaristas, encabezados por Oliver Cromwell (1599-1658). En 1649, el rey Carlos I fue tomado preso, enjuiciado y decapitado. Fue el inicio tanto del único periodo republicado de las islas como de la denominada Tercera Guerra Civil Inglesa (1649-1651). Esta guerra civil finalizó con la derrota de los partidarios monárquicos en la batalla de Worcester, en 1651, que dio pie al inicio de un Protectorado con Oliver Cromwell al mando como Lord Protector. El hijo de Carlos I, el futuro Carlos II (1630-1685), escapó de la derrota tras varias aventuras, entre las que se encuentra la forma cómo esquivó una patrulla de las fuerzas parlamentarias al ocultarse en un roble. Tras la restauración de la monarquía, en 1660, la anécdota se convirtió en historia y el mencionado roble pasó a llamarse roble real: Royal Oak. “The Royal Oak” pasó a formar parte de la cultura popular –todavía en la actualidad es un nombre habitual de pubs y posadas– y la iconografía inglesa. En 1664, Carlos II bautizó a uno de sus barcos de guerra con el nombre de HMS Royal Oak. Desde entonces, hasta ocho buques de la Royal Navy, la marina real británica, han recibido dicho nombre.

Anverso del Royal Oak Doble Volante Esqueletado, con el cristal de zafiro transparente que deja al descubierto el magnífico movimiento, también esqueletado.
Una vez tenemos el origen del nombre, tenemos que remontarnos a 1971 para unirlo al del reloj. La Crisis del Cuarzo afectaba a toda la industria relojera del momento y la firma de Le Brassus no era una excepción. Había que reinventarse y darle la vuelta a la situación, o bien se vería abocada al ostracismo y a la desaparición. Cuenta la leyenda que George Golay, Director General de Audemars Piguet, asistía al “Swiss Watch Show”, la feria que posteriormente se convertiría en el hoy desaparecido Baselworld, cuando contactó con el célebre diseñador y artista suizo Gérald Genta (1931-2011). George le explicó que necesitaba «un diseño novedoso para un reloj que fuera deportivo, pero a la vez apto para todas las ocasiones, construido en acero y enfocado para el mercado italiano” y, no menos importante, necesitaba el diseño para la mañana siguiente.
Gérald Genta buscó la inspiración en el mundo náutico: la escafandra de un buzo y sus característicos tornillos visibles, los ojos de buey de un barco… y las troneras del HMS Royal Oak de la armada real británica botado en 1862. El HMS Royal Oak era una fragata que estaba reforzada con planchas de acero a lo largo de su casco. Los buques de la época de estas características se denominaron “ironcland” y dieron paso a los acorazados modernos. Las troneras del HMS Royal Oak –que son las aberturas por donde asomaban sus cañones– tenían una particular forma octogonal… como la silueta del bisel del Royal Oak.


Movimiento encastrado en la carrura. Se pueden apreciar los tornillos que se introducen por la parte inferior del reloj, que están huecos, y sobre ellos se enroscan los tornillos superiores de cabeza hexagonal. Las asas inclinadas son una prologación de la carrura. Las dos entallas centrales permiten el ajuste perfecto del brazalete.
De esta forma, al año siguiente, Audemars Piguet presentó en el Swiss Watch Show el Royal Oak, un reloj con caja de acero, un diámetro de 39 milímetros y una estética original y seductora. Había nacido uno de los iconos de la relojería contemporánea. Audemars Piguet había encontrado su “kryptonita” particular contra el cuarzo.
Cerámica negra
El Royal Oak Doble Volante Esqueletado se presentó, por primera vez, durante la celebración del ya extinto Salón Internacional de la Alta Relojería –más conocido como “SIHH” por sus siglas en francés– de 2016. La novedad que ofrece Audemars Piguet, desde finales de 2020, de manera exclusiva en sus boutiques, es esta versión con caja de cerámica negra. Un marco excelente para resaltar la esfera esqueletada ennegrecida, recientemente diseñada, y el sistema de regulación con doble volante en un tono de oro identificable a simple vista.
La caja mantiene los 41 milímetros de diámetro y la arquitectura tan reconocible de todo Royal Oak que se ha mantenido desde 1972. Esta se basa en la clásica concepción de tres cuerpos: bisel, carrura y fondo. Sin embargo, el ensamblaje no es el tradicional de bisel a presión y fondo atornillado o roscado, sino que presenta un diseño tipo sándwich. En este caso, el bisel y el fondo se acoplan a la carrura encapsulándola, de modo que protegen el movimiento del exterior. Los tres cuerpos se sujetan mediante ocho tornillos de cabeza hexagonal que encajan en sendos orificios del bisel que tienen la misma forma. Lógicamente, estos tornillos son fijos, a pesar de la ranura central que puede dar pie a pensar que tiene como misión permitir el uso de un destornillador. Los tornillos se sitúan en los vértices del octógono que conforma el bisel, todo un detalle que confiere armonía al conjunto. Cada tornillo encaja en un cilindro, con rosca interior, que es el elemento que realmente gira y se enrosca en el tornillo. De esta forma se consiguen ocho puntos de apriete del conjunto que garantizan una estanqueidad perfecta de la caja.

Detalle del fino trabajo de esqueletado del movimiento y el ennegrecido en color pizarra, que destaca sobre el color del oro rosa de las agujas.
Esta arquitectura obliga a una mecanización de las superficies planas de contacto de los tres elementos perfecta y exquisitamente lisa y paralela. Además, el apriete de los ocho tornillos debe realizarse de forma alterna para mantener el paralelismo entre los tres cuerpos. Una mecanización defectuosa y un montaje deficiente darán al traste con la estanqueidad del reloj. Ello demuestra el saber hacer y la pericia de los maestros relojeros de Audemars Piguet. Las asas son una extensión de la carrura, con una leve inclinación hacia el interior y dos aberturas centrales para el ajuste preciso de sendos eslabones que harán de nexo de unión con el brazalete.
La caja presenta, en su mayor parte, un acabado satinado de trazos verticales. El bisel incorpora en su contorno achaflanado un acabado pulido que ofrece un cautivador contraste de reflejos. El fondo, en este caso con un cristal de zafiro transparente que permite la visión del movimiento, presenta un acabado satinado de trazos circulares en su parte exterior, y un anillo interior rebajado, con un acabado arenado en el que destaca, en relieve, el nombre del reloj: Royal Oak Double Balancier. Los contornos del octógono del fondo, igual que el bisel, están achaflanados y ofrecen un acabado pulido.


El brazalete del Royal Oak Doble Volante Esqueletado finalizada en dos eslabones que encajan con las entallas de la carrura.
Esfera abierta, movimiento esqueletado
La esfera, entendida como el disco que cubre la parte frontal del movimiento, queda reducida a un estrecho anillo en el exterior, sobre el que se han aplicado los índices horarios de oro rosa. Tienen forma de hexágono alargado, con los cantos longitudinales biselados y la zona central recubierta de material luminiscente. Entre cada indicación horaria se han impreso finos índices que facilitan la lectura de los minutos horarios. Se ha obviado el índice horario de las doce horas, y en su lugar se ha impreso el nombre de la firma con la tipografía característica de Audemars Piguet.
Las agujas centrales de horas y minutos están realizadas en oro rosa y mantienen la estética de los diferentes modelos de la colección: rectas, alargadas y con los extremos rectos y biselados. La zona central de las mismas está recubierta de material luminiscente, un detalle que no siempre se tiene en cuenta en los relojes de alta gama y que facilita la lectura horaria en condiciones de baja luminosidad ambiente. La aguja de los segundos, también central y de oro rosa, es un delgado estilete con un contrapeso en el que se puede apreciar una forma hexagonal alargada.
Uno de los retos a los que tiene que hacer frente una esfera abierta y un movimiento esqueletado es conseguir un buen contraste para facilitar la lectura horaria. Esta situación se ha resuelto satisfactoriamente en este modelo al ennegrecer en un color pizarra los puentes superiores del movimiento.
El movimiento que late en el interior del Royal Oak Doble Volante Esqueletado es el calibre manufactura 3132 de Audemars Piguet. Es un movimiento basado en el calibre automático 3120 de la firma de Le Brassus. El 3132 tiene un diámetro de 26,59 milímetros –equivalentes a 11 ¾ líneas– y un grosor de 5,57 milímetros. Está compuesto por un total de 245 piezas, incorpora 38 rubíes y ofrece una reserva de marcha de hasta 45 horas. El doble conjunto volante/espiral late a unas pausadas y tranquilas 21.600 alternancias por horas, el equivalente a una frecuencia de oscilación de 3 Hz.
El 3132 presenta dos características que hacen de él un calibre excepcional. Por una parte, es un movimiento esqueletado y, por otra, incorpora dos volantes en su órgano regulador. Vaciar un movimiento no es sencillo ni trivial. Hay que lograr el efecto estético deseado sin que ello implique una merma de la estabilidad de cada una de las piezas, de manera que soporten el esfuerzo que deben realizar. Por este motivo el arte del esqueletado de movimientos sólo está al alcance de unos pocos.

Rotor central esqueletado del Royal Oak Doble Volante Esqueletado, realizado en oro rosa de 22 quilates, incorpora el grabado de las iniciales de la firma, que forman su logotipo habitual.
El conjunto volante/espiral es una de las partes más sensibles del reloj mecánico. Es un elemento delicado y de él dependen, en buena medida, las propiedades cronométricas del reloj. El volante oscila hacia un lado y hacia el otro, debido a que comparte eje con una espiral metálica plana con un punto fijo en el eje de giro y otro más hacia el exterior. Debido a que dichos extremos son fijos, la espiral no oscila de forma concéntrica. Es decir, la duración de la contracción de la espiral no es igual a la duración de la expansión de la espiral. Esta situación se agrava cuando el reloj está en posición vertical y la gravedad actúa sobre ella. Una solución para este problema puede pasar por utilizar dos espirales apilados de forma que cada uno refleje al otro. De esta manera, el error se promedia y se minimiza. Sin embargo, Audemars Piguet ha perfeccionado esta solución al incorporar un segundo volante. Así, cada volante tiene su propia espiral. Una ventaja de esta solución radica en que la inercia del conjunto se duplica, al haber mayor masa. Un cuerpo con mayor inercia tiene más probabilidades de seguir su propio movimiento independientemente de las perturbaciones que vengan del exterior. Todo tiene un coste, y en este caso es sacrificar la reserva de marcha en aras a mejorar las prestaciones cronométricas. Si el calibre 3120, en el que se basa, tiene una reserva de marcha de 60 horas, la reserva de marcha del 3132 es de 45 horas. Sin embargo, los pros superan, sin duda alguna, los contras, motivo por el que Audemars Piguet ha decido incorporar este calibre en uno de sus modelos más emblemáticos como es el Royal Oak.
Más información en: www.audemarspiguet.com